Una de las definiciones sánscritas del estado de un meditador significa conciencia. La atención plena, la permanencia incondicional en el momento presente se puede practicar no solo en Padmasana, sino también durante las actividades habituales, como tomar té en compañía o solo.
Necesario
- - té suelto de buena calidad
- - tetera
Instrucciones
Paso 1
No se trata de dominar los complejos rituales de la ceremonia del té japonesa, sino de prestar atención algún día a lo que estás haciendo cuando preparas el té. Sacas una tetera, enciendes el hervidor eléctrico para hervir el agua y abres una bolsa de hojas de té.
Paso 2
Realiza todos los movimientos de forma automática, inconsciente, mientras la mente permanece a merced de un torrente desordenado de pensamientos, lamenta la pelea matutina con su marido y los planes febriles para la próxima hora de trabajo. No puede detenerlos, pero puede intentar desviar su atención.
Paso 3
Para liberar la mente, darle descanso, recurre a los sentidos. Utilice los cinco. Mira lo que tienes en las manos, la forma y el color de los platos, siente la tersura de la porcelana o la rugosidad de la terracota, el peso y la temperatura del material. No intente nombrarlos ni hacer comparaciones, solo márquelos.
Paso 4
Escuche el sonido del agua hirviendo y el susurro de las hojas cuando caen al fondo de la tetera. Mire sus manos mientras vierte el té en las tazas y observe cómo sube el vapor aromático. En la tradición budista, es el nivel de conciencia del entorno físico.
Paso 5
Presta atención a tu respiración. ¿Se volvió más frecuente cuando inhalaste el aroma del té? ¿Se hizo más profundo? Extiende el momento, disfrútalo. Toma un sorbo y prueba la bebida. Sienta el placer como lo siente. Observe cómo reacciona su cuerpo, física y emocionalmente, y sienta el calor relajante. Este ya es un nivel de conciencia de uno mismo y del propio cuerpo, un paso importante en el camino para liberar la mente en la práctica meditativa.