Ahora se sabe que las verdaderas causas de las enfermedades son internas, no externas. Los pensamientos y las emociones negativas crean bloqueos en el cuerpo: la tensión muscular, que es un terreno fértil para la aparición de la enfermedad. Y las razones externas, como la baja temperatura, solo dan un impulso adicional para el desarrollo de la enfermedad. La psicosomática se dedica al estudio de las causas psicológicas de las enfermedades.
El dolor lumbar desencadena pensamientos de falta de dinero. Las hernias en la columna lumbar aparecen por una actitud violenta hacia el propio cuerpo, compulsión por trabajar en un momento en que se requiere descanso.
Las enfermedades de la espalda media ocurren cuando no hay una sensación de apoyo por parte de los familiares.
El cuello, desde el punto de vista de la psicosomática, puede doler con una flexibilidad psicológica insuficiente, incapacidad para adaptarse a las condiciones cambiantes. La razón del dolor de garganta o la tos es que una persona no puede expresar su opinión sobre ningún tema.
Lesiones en la lengua, mejillas, morderlas mientras come, ocurren en una persona que quiere guardar silencio sobre algo, para ocultar alguna información.
El dolor en las piernas significa que una persona no quiere seguir como estaba. Las venas varicosas ocurren en aquellas personas que quieren recibir más de alguien (de un esposo, de sus hijos) de lo que dan.
La causa psicológica de varios tipos de tumores es una atención excesiva a cualquier problema. La esencia del problema se determina a partir de qué órgano se encuentra el tumor. Por ejemplo, una neoplasia en el útero se asocia con niños. Las enfermedades de los órganos femeninos suelen ser el resultado del resentimiento contra los hombres.
La psicosomática explica la enfermedad renal por el miedo a la insolvencia, a no ganar dinero, a quedarse sin dinero, a no devolver el préstamo.
Los problemas oculares significan no querer ver algo. Además, la hipermetropía a menudo ocurre en personas después de los cuarenta años, cuando los cambios relacionados con la edad en la cara ya son notables. Como resultado de la falta de voluntad para verse en el espejo, los ojos dejan de ver de cerca.