Desde la niñez, somos castigados por la manifestación de emociones negativas, animándonos a ser niños cómodos obedientes. Como adultos, muchos de nosotros seguimos usando la máscara de una buena niña, olvidándonos de nuestra psique. Pero nuestra salud y calidad de vida en general depende de ello.
Gritar, llorar, expresar insatisfacción con una mujer está prohibido incluso en el jardín de infancia, porque "no es decente", "las niñas obedientes no se comportan de esta manera". Incluso hacer muecas o defenderse de un vecino en la caja de arena se eleva al rango de comportamiento indigno. “Eres una buena niña, deja de llorar”, continúan educando en la escuela. Y la niña se detiene, perdiendo gradualmente la capacidad de ver sus emociones negativas. Pero por el hecho de que han dejado de distinguirse, estas emociones no van a ninguna parte, sino que se almacenan en nuestra psique, formando eventualmente depósitos peligrosos.
Desde afuera, la mujer se ve maravillosa: sonríe a todos, habla afectuosamente, no se pelea con su esposo o vecinos. Pero dentro de ella, arde un volcán. No está lejos el momento en que otra emoción negativa reprimida (ira, resentimiento, resentimiento) se convertirá en una pareja en un pajar.
De ser una niña obediente, una mujer puede convertirse en una furia maligna, constantemente insatisfecha con todo, o incluso tener un ataque de nervios cuando ya no es posible arreglárselas sin un psicoterapeuta. También sucede que las emociones reprimidas primero se convierten en tensiones en ciertas partes del cuerpo y luego en dolencias y enfermedades. Incluso hay una ciencia especial sobre esto: la psicosomática de las enfermedades. A veces, bajo el peso de emociones intactas, una mujer puede volverse adicta al alcohol. Por eso es peligroso ser una buena chica.
No puedes complacer a todos. Siempre habrá gente a la que no le agrademos. Por lo tanto, es mejor permitirse estar de mal humor que tratar de complacer a los demás. Puedes decirte a ti mismo cuando lo necesites: "sí, tengo dolor, decepción, resentimiento" y permítete sentirlo. Hay muchas formas de llorar en una almohada, escribir tus sentimientos en un papel y quemarlo, compartir con un amigo. Lo principal no es esconderte las emociones negativas, sino permitirlas.