¿Por Qué Estamos Poniendo Excusas?

¿Por Qué Estamos Poniendo Excusas?
¿Por Qué Estamos Poniendo Excusas?
Anonim

Difícilmente hay una persona que no haya tenido que poner excusas al menos en bagatelas. Pero, ¿qué hay en el corazón del deseo de justificarse a sí mismos, por qué tantas personas intentan con tanta insistencia demostrar su inocencia, su no participación en algún evento o su accidente, no intencionalidad?

¿Por qué estamos poniendo excusas?
¿Por qué estamos poniendo excusas?

Pocas personas en la infancia no tuvieron que dar excusas a sus padres o educadores por algún tipo de ofensa. Para un niño, el deseo de evitar el castigo por las bromas es bastante natural y comprensible, pero para muchas personas el hábito de poner excusas persiste de por vida. Nikolai Vasilyevich Gogol describió perfectamente a una persona así, con su característica forma hipertrofiada, en la historia "La muerte de un funcionario". Después de haber estornudado accidentalmente al general sentado frente a él, el héroe de la historia, Chervyakov, está tratando de justificar su fechoría. Todos los que han leído esta historia saben a qué condujo en última instancia: el funcionario se está muriendo.

Entonces, ¿cuál es la base del deseo de ser justificado? Puede haber varias razones. El primero, el más obvio, es el deseo de una persona de protegerse, de evadir la responsabilidad. Demuestra que es completamente inocente de lo sucedido. Este es el caso cuando una persona no admite su propia participación en un hecho ocurrido. Está dispuesto a transferir la responsabilidad a cualquiera, siempre que él mismo no responda por la mala conducta.

Una situación más difícil es cuando una persona realmente cometió algún tipo de delito, lo admite y trata de explicar por qué lo hizo. Se cree ampliamente que si una persona se justifica a sí misma, significa que tiene la culpa. Los orígenes de esta opinión se encuentran en la psicología humana: incluso si una persona es absolutamente inocente y logró demostrar su inocencia, todavía queda un regusto desagradable. Ese muy famoso "No hay humo sin fuego". La conocida tecnología de denigrar a una persona en los medios de comunicación se basa en este principio: escriben mentiras deliberadas sobre él, e incluso si logra justificarse a sí mismo, su reputación se verá muy socavada. Una persona que pone excusas sin saberlo pierde el respeto a los ojos de los demás, por lo tanto, vale la pena poner excusas lo menos posible. Pero, ¿hay situaciones en las que sea deseable una excusa, o más bien una explicación?

En primer lugar, es importante comprender qué impulsa a una persona a poner excusas. Muy a menudo, este deseo se basa en un ego común: una persona está preocupada por lo que los demás pensarán de él, cómo percibirán su ofensa. El contrapeso en esta situación es la humildad. No importa lo que piensen de ti, si eres culpable o si te están culpando, acéptalo. Solo se puede hacer una excepción si no hay excusa, pero la explicación de su acción beneficiará a aquellos con quienes está hablando. Trate de explicarle a la persona sus errores, sus delirios en esta situación, pero solo si ve que puede ser escuchado. Si no escuchan o simplemente no quieren escuchar, humíllese y déjelo todo como está. Y esta será la mejor forma de salir de la situación. La verdad siempre triunfa, una persona resignada gana necesariamente. Debes actuar de la manera más simple posible: culpar, solo disculparte, pero no empieces a poner excusas, explicando las razones de tu acción. No es tu culpa, acéptalo. No discutas, no pruebes tu inocencia. Sobre todo si no estamos hablando de una situación de vida o muerte, sino de algunas situaciones cotidianas banales.

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