A menudo sucede que las personas cercanas en espíritu pierden interés entre sí. La renuencia a mantener una relación se justifica por categorías personales-emocionales que interfieren con la interacción y la comunicación. Estas categorías generalmente se forman al nivel de la intuición humana de acuerdo con las sensaciones internas.
1. Demasiado en común
Cuando dos personas tienen demasiados puntos de contacto en común: intereses, pasatiempos, preferencias, características emocionales, entonces, al comienzo de su interacción, se siente una disposición mutua hacia el otro, pero el interés mutuo disminuye gradualmente. De hecho, para que las personas puedan comunicarse plenamente, uno debe tener no solo características comunes, sino también cualidades opuestas.
2. Conciencia de sus problemas
Muy a menudo encontramos nuestros propios problemas y carencias en una persona de carácter similar, algo de lo que llevamos mucho tiempo intentando deshacernos. Esto crea tensión emocional en el contacto mutuo e inmediatamente en el momento de exacerbación de cuestiones problemáticas.
3. Comunicación en línea
A veces sucede que por alguna razón nos comunicamos con una persona solo a través de las redes sociales y otros medios de comunicación. Esto hace que el proceso de comunicación sea menos abierto, ya que sin contacto visual los sentimientos, emociones y palabras se transmiten de forma distorsionada.
4. Evitando la realidad
A menudo hay una desviación de la realidad en el proceso de comunicación con una persona espiritualmente cercana, ya que los intereses y puntos de vista comunes del mundo, los intentos de comprender el mundo interior se ponen en primer plano.
5. Previsibilidad del comportamiento
Existe una interdependencia entre las personas que interfiere con su vida normal. Pero muy a menudo, la necesidad de una comunicación constante es la transición a la siguiente etapa: todo tipo de intentos para deshacerse de ella. Todo esto sucede debido a que las personas que están espiritualmente cercanas a nosotros son muy predecibles, y todas sus acciones, palabras y hechos pueden estar predeterminados de antemano, por lo tanto, el interés por la comunicación desaparece.
