La condenación es uno de los pecados humanos más comunes. Qué difícil es a veces reprimirse para no criticar a familiares, amigos y simplemente extraños. A través del juicio, nos elevamos por encima de otras personas, pero este es el camino equivocado que conduce a la autodestrucción.
Este es uno de los mandamientos, que para muchos es muy difícil de cumplir. En el proceso de comunicación, es muy difícil hacerlo sin juzgar a alguien o responder con veneno. Pero hay un patrón interesante, cuanto más una persona colecciona chismes y juzga a otras personas, más la condenan.
Todos lamentamos que la gente hable de nosotros de forma negativa y difunda rumores. Pero cuando lo piensas, la mayoría hace lo mismo. ¿Cómo dejar de juzgar y alegrarme de que alguien haya sido mal criticado?
El amor por el "lavado de huesos" surge de la baja autoestima. Una persona de alguna manera se considera defectuosa y, a expensas de denigrar a los demás, intenta levantarse. Así, multiplica los pensamientos negativos y obstruye la mente. Al condenar a otra persona, parece desconectarse de la corriente de lo negativo y obtiene un poco de "alegría", hablando mal de la otra persona.
Para evitar esto, debe intentar contenerse tan pronto como surja el deseo de chismear sobre alguien. Al principio resulta difícil, es difícil mantener la mayoría de las conversaciones, luego gradualmente una persona nota que comienza a interesarse no por la vida de otras personas, sino por la suya propia. Ya no es interesante quién hace qué, cómo se viste y qué dice.