En el trabajo o en una relación, aquellos a quienes les gusta dominar su comportamiento obsesivo y su incapacidad para aceptar el cambio pueden socavar cualquier situación. Tratar con un dictador comienza con conocer y reconocer a esas personas antes de que las cosas se salgan de control.
1. Quienes gustan de mandar tienen grandes dificultades a la hora de delegar tareas. creen sinceramente que nadie puede hacer un mejor trabajo que ellos. Esta es la posición "Si quieres que algo se haga bien, hazlo tú mismo". Una persona que trabaja constantemente en exceso a pesar de poder pedir ayuda es probablemente un dictador.
2. Para algunos fanáticos del mando, no es suficiente solo una tarea completada, necesitan que se complete perfectamente. El perfeccionismo es un signo elocuente de un dictador que necesita que todo en su vida se haga como él dice, porque esa es la mejor manera.
3. Es de vital importancia para un dictador que todo se haga como él exige, porque si lo haces de otra manera, se producirá una catástrofe indescriptible, y esto hará que el trabajo se haga mal. Tal exageración es una señal de un dictador que cree que el fin del mundo llegará si las cosas no se hacen bien.
4. Tener la razón es más importante que ser justo. En una disputa, el dictador no piensa en la justicia de la situación si los sentimientos de alguien están heridos. Para él, lo más importante es tener razón, y que la situación se resuelva como él quiere.
5. Los dictadores tienden a colocarse en un marco rígido, en sus vidas no hay lugar para la espontaneidad o la adaptación. Necesitan orden para existir, y la espontaneidad rompe ese orden. Si algo cabe en la caja, no se considera una opción.
