La capacidad de "rojo", es decir, de hablar bellamente, siempre ha sido muy valorada en Rusia. La palabra "pelusa" antes no tenía un significado burlón y despectivo, por el contrario, ¡la persona que recibió tal apodo estaba legítimamente orgullosa de ello! Y en muchos otros países, la oratoria también estuvo rodeada de honor y respeto. Porque la gente lo entendió bien: todos pueden hablar, pero hablar de manera convincente, a tiempo y solo por negocios, ¡esa habilidad no se les da a todos!
Instrucciones
Paso 1
En primer lugar, defina claramente qué es exactamente lo que desea transmitir al interlocutor y qué resultado lograr. Iniciar una conversación "al azar" sin preparación es un grave error. Solo una persona con una lengua perfectamente "suspendida" y una intuición bien desarrollada puede lograr el éxito en tales condiciones, y aquí estamos hablando de simples mortales.
Paso 2
Piense qué argumentos dará en apoyo de su posición, qué objeciones puede tener el interlocutor y cómo responderá a ellas. Es decir, intente adelantarse a la conversación.
Paso 3
¡Asegúrese de abstenerse de un tono categórico y categórico! Incluso si está hablando de las cosas más simples y conocidas. Trate de evitar las expresiones "yo pienso", "estoy seguro", "insisto". Sonará mucho mejor: "Me parece", o "Si no me equivoco". Al mismo tiempo, no balbucees, no “andes por las ramas”, es decir, habla claro y al grano. Una persona que habla cortésmente, con moderación, sin palabras innecesarias, evoca una reacción benévola, y la que se confunde no puede llegar a la esencia del problema, todo lo contrario.
Paso 4
Trate de averiguar de antemano en qué estado de ánimo la persona con la que va a hablar, si ha tenido problemas recientemente. En este caso, bajo cualquier excusa válida, posponga su conversación hasta un momento más apropiado.
Paso 5
En los primeros comentarios del interlocutor, intente determinar qué estilo de conversación será mejor para usted. Si responde con frases breves y moderadas, también debe hablar de manera sucinta, sin distraerse del tema principal. Si está claro que no es reacio a hablar de la vida, entonces también puedes bromear, contar alguna historia corta divertida, anécdota o un incidente de la vida. ¡Pero no te dejes llevar! Todo va bien con moderación.