Muy a menudo, los comentarios negativos matan la confianza en uno mismo. Pero la crítica puede ser tanto constructiva, de la que puede obtener muchos beneficios para usted, como destructiva, que puede ignorar con seguridad.
La crítica constructiva siempre tiene como objetivo garantizar que se eviten errores similares en el futuro. Incluso si el crítico no está de acuerdo contigo, quiere ayudarte señalando los errores que realmente existen en tu trabajo con los que puedes trabajar. Al expresar su opinión, el crítico no debe insistir en que ésta es la única verdad posible. Solo ofrece opciones para resolver el problema y no lo resuelve solo. Al mismo tiempo, el problema siempre se indica claramente y todas sus disposiciones se argumentan a fondo. Además, es deseable que el crítico señale los aspectos positivos de la obra, como lo exigen las reglas elementales de la crítica constructiva.
La crítica destructiva suele ser ofensiva. No tiene como objetivo mejorar la situación existente, solo da lugar a toda una tormenta de emociones negativas en la persona que está siendo evaluada. Muy a menudo, el propósito de la crítica destructiva es manipular al interlocutor. Para sacar ventaja de la situación, el crítico señala los momentos inconvenientes en el trabajo del oponente. Es importante analizar siempre la motivación del crítico para comprender cuán constructivas pueden ser sus palabras. A veces, la crítica ofensiva muestra sentimientos de celos o dudas sobre uno mismo. Para humillar al objeto de la envidia y parecer una persona más sabia en su contexto, el crítico se dirige a las personalidades, se aferra a las nimiedades y no apoya sus comentarios con argumentos que lo confirmen.
Recuerde que definir el tipo de crítica juega un papel muy importante en la creación de un plan de acción futuro. A veces, la crítica puede ser un buen ayudante en el camino para lograr rápidamente una meta.