Cada vez son más los artículos sobre psicología llenos de titulares: "Cómo ser tú mismo", "Cómo vivir sin máscara", etc. Pero si lo piensas, ¿es realmente necesario ser siempre fiel a ti mismo, o todavía hay matices?
Da la casualidad de que vivimos en una era de autenticidad, donde se exalta la eliminación de las fronteras entre los sentimientos internos profundos y lo que debe mostrarse al mundo. La idea de "ser uno mismo" en este caso determina todo en nuestra vida: cómo amamos, vivimos, construimos una carrera.
Nos esforzamos por comunicarnos con las mismas personas auténticas: buscamos un jefe auténtico, un socio auténtico, amigos auténticos. De qué podemos hablar cuando los discursos de los rectores de institutos comienzan, por regla general, con la idea de "permanecer fiel a uno mismo".
Pero para la mayoría de las personas, ser uno mismo es un consejo terrible.
De hecho, su verdadero "yo" no le interesa a nadie. Cada uno de nosotros tiene pensamientos y sentimientos que deberíamos guardar para nosotros mismos.
Si experimentas y vives con la mayor honestidad durante dos semanas, todas tus relaciones con amigos y colegas, y quizás con una pareja amorosa, simplemente colapsarán. Decir lo que piensas es una mala salida. Durante varios años, el escritor A. J. Jacobs se comportó completamente auténtico durante dos semanas. Le dijo a su editor que se habría acostado con ella si no estuviera casado y les dijo a los padres de su esposa que estaba aburrido de hablar con ellos. No dudó en admitirle a su pequeña hija que el escarabajo había muerto, y no solo dormitaba en su palma. Le dijo a la niñera que si su esposa lo dejaba, la invitaría a una cita.
El engaño es lo que ayuda a que este mundo exista. Sin el engaño, todos los trabajadores serían expulsados, los matrimonios se desmoronarían y la autoestima de las personas simplemente sería pisoteada.
Cuánto nos esforzamos por lograr la autenticidad depende de una psique como el autocontrol social. Supone la capacidad de analizar el entorno para saber cómo actuar en una situación determinada, para ajustar el comportamiento de uno a las circunstancias imperantes. Odiamos la incomodidad social y hacemos todo lo posible para no ofender ni ofender a nadie. Si nuestro control social está poco desarrollado, entonces nos guiamos solo por nuestros propios impulsos y deseos.
En lugar de intentar con todas tus fuerzas hacer que el mundo entienda quiénes somos, primero trata de entender cómo te ve y solo entonces conviértete en quien quieres ser. Sea sincero, no auténtico. Si su comportamiento no coincide con lo que quiere ser, tómese el tiempo para desarrollar el llamado comportamiento poco característico. Por ejemplo, si eres introvertido pero sueñas con ser el centro de atención, ¡sé! Practica hablar en público, aprende a lidiar con los miedos, sé la mejor versión de ti mismo.
Definitivamente funcionará. Así que la próxima vez que alguien que conoces esté compitiendo por aconsejarte que seas tú mismo, deténlo. De hecho, al mundo no le interesa lo que hay en tu cabeza. Para él, eres valioso solo cuando tus acciones no están en desacuerdo con las palabras.