La neurosis es un trastorno neuropsiquiátrico que se manifiesta en diversos síntomas psicoemocionales, conductuales y somáticos. Ocurre con bastante frecuencia y se refiere a enfermedades reversibles del sistema nervioso.
La neurosis dificulta la adaptación a las condiciones del entorno de vida y distorsiona la percepción de los acontecimientos. La capacidad de trabajo disminuye, el deseo de disfrutar de la vida desaparece, pero se mantiene una actitud crítica hacia la propia condición. Como regla general, las mujeres son más susceptibles a las neurosis, son más emocionales y sensibles. El curso de las neurosis es largo, no conduce a la discapacidad del paciente, pero a menudo interrumpe la existencia completa del paciente y sus seres queridos.
Tipos y síntomas de neurosis
Hay tres variantes principales de neurosis: neurastenia, trastorno obsesivo compulsivo y neurosis histérica.
La neurastenia ocupa el primer lugar en términos de prevalencia, es una neurosis de agotamiento o debilidad mental. Las manifestaciones características son la combinación de un aumento de la fatiga con irritabilidad. Los pacientes son propensos a llorar, inestabilidad emocional, cambios de humor rápidos, depresión, hipocondría. A menudo perturbado por dificultad para respirar, dolor pericárdico, inestabilidad de la presión arterial, sudoración, mareos, tinnitus, dolores de cabeza, disminución de la libido. Siente debilidad, ansiedad, ansiedad, deficiencias en la atención, la memoria y el aprendizaje, atormentado por un sentimiento de insatisfacción con la vida. Aparecen problemas para dormir: dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes, falta de vigor por la mañana.
Trastorno obsesivo compulsivo. Lo obsesivo puede ser contar, pensamientos, movimientos (tics, parpadeo, parpadeo), dudas, ganas de volver a comprobarlo todo varias veces. Las manifestaciones se intensifican con el estrés emocional. A las obsesiones se suman la ansiedad, la tensión interior, la ansiedad, la expectativa de problemas inciertos y desmotivados. A veces aparece el síndrome hipocondríaco, es decir, una atención inadecuada a la propia salud, atribuyéndose enfermedades a uno mismo. A menudo, los trastornos emocionales se manifiestan por un síndrome depresivo, cuando un estado de ánimo melancólico, falta de apetito, problemas con el sueño y la potencia pasan a primer plano.
Neurosis histérica. Las manifestaciones vegetativas de la histeria se manifiestan en forma de espasmos, náuseas persistentes, vómitos y desmayos. Los trastornos del movimiento son característicos: temblores, temblores en las extremidades, blefaroespasmo. Los trastornos sensoriales se expresan en trastornos de sensibilidad en diversas partes del cuerpo, pueden desarrollarse dolor, sordera histérica y ceguera. Los pacientes se esfuerzan por llamar la atención de familiares y médicos sobre su condición, tienen emociones extremadamente inestables, su estado de ánimo cambia drásticamente, pasan fácilmente de los sollozos a la risa salvaje.
Todas las neurosis se caracterizan por todo un complejo de manifestaciones somáticas de génesis psicógena, como resultado de lo cual los pacientes a menudo son tratados de manera ineficaz por cardiólogos, gastroenterólogos, cirujanos y otros médicos. Muy a menudo, las neurosis se esconden detrás de los diagnósticos de distonía neurocirculatoria, distonía vascular vegetativa, migraña, vestibulopatía.
Causas de las neurosis y su tratamiento
Las principales causas de las neurosis son la sobrecarga mental crónica, el estrés prolongado, la incapacidad para descansar, el abuso de alcohol, enfermedades que agotan.
Las neurosis se tratan con éxito con un diagnóstico oportuno. La terapia incluye medicamentos que mejoran la circulación sanguínea en el cerebro, vitaminas. Con manifestaciones depresivas, el uso de antidepresivos con acción ansiolítica es efectivo. Cuando la causa de la neurosis es una obsesión por pensamientos perturbadores, la psicoterapia se convierte en un componente obligatorio del tratamiento. A los pacientes se les enseñan técnicas de relajación para que la propia persona pueda regular aún más su condición en situaciones de ansiedad. En algunos casos, se justifica el uso de tranquilizantes para normalizar el sueño y reducir la ansiedad.