Muchas personas han tenido situaciones en las que se han enfrentado a la agresión propia o de quienes les rodean. Algunos son menos propensos a mostrar una actitud agresiva, mientras que otros, por el contrario, experimentan con bastante frecuencia este sentimiento. Pero es posible que la persona no siempre note que es agresiva; si siente que está experimentando agresión, entonces vale la pena intentar reducirla. Existen varias técnicas para hacer esto.
Instrucciones
Paso 1
Uno de los métodos más efectivos para lidiar con la agresión y la irritabilidad es la risa. Si sientes que estás a punto de estallar, intenta recordar alguna situación divertida o lee una anécdota, mira imágenes divertidas. Está claro que en un momento de tensión puede resultar difícil pensar en algo abstracto, pero si aprendes a hacerlo, te será más fácil controlar tu ira y agresión. Solo los materiales humorísticos deben ser sobre temas neutrales, no deben llevar la humillación de unas personas frente a otras. De lo contrario, existe la posibilidad de que aumente el nivel de agresividad.
Paso 2
Se pueden utilizar varios juegos para reducir la agresividad. Este método funciona bien para corregir la agresión en los niños. En tales juegos, la liberación de emociones negativas ocurre con la ayuda de acciones y palabras especiales. Por ejemplo, puedes ofrecerte a maldecir, pero en lugar de maldecir, nombra frutas y verduras ("¡Eres una pera!" - "¡Y eres ajo!").
Paso 3
En casos más difíciles, cuando una persona no puede hacer frente a la agresión, vale la pena contactar a un especialista. Quizás todo te cueste sesiones de psicoterapia. Además o por separado de dichas sesiones, el médico puede recetar antidepresivos. La acción de estos fármacos se basa en aumentar el nivel de serotonina en el cuerpo humano. Como resultado, el deseo de mostrar su enojo y agresión disminuye.
Paso 4
La agresión se puede reducir aumentando su dieta a alimentos que contengan serotonina o triptófano (un precursor de la serotonina). Estos son: chocolate, miel, dulces, quesos duros, huevos de gallina, plátanos, carnes magras, etc.