Un escenario de vida es un conjunto de actitudes y metas que una persona se define en la primera infancia y las sigue a lo largo de su vida. Las personas no son conscientes de hasta qué punto sus acciones y deseos se rigen por el escenario de la vida. Y si entendieran esto y trabajaran con él, podrían cambiar efectivamente sus propias vidas en cualquier dirección.
El escenario de la vida se divide en categorías: "ganador", "derrotado" y "no ganador". La primera categoría implica lograr el objetivo establecido y obtener satisfacción. Por ejemplo, un niño decidió que tendría una gran familia: creció, se casó, tiene tres hijos, está satisfecho. La segunda categoría es la falta de logro de metas y la falta de satisfacción. Esos. el niño creció, se casó, pero la esposa es estéril. O los niños nacieron enfermos, la persona es infeliz y la meta no se logra, porque ninguna satisfacción. La tercera categoría es el escenario "medio". Esos. el niño creció, se casó y en lugar de cinco hijos nació uno, la esposa engaña, pero no se va, la persona vive entre la victoria y la derrota, le conviene, aunque no satisface.
Y lo principal aquí es que la implementación del escenario no está determinada por el azar, sino por la elección subconsciente de una persona. El "ganador", por ejemplo, elegirá como esposa a una mujer sana que aspira a formar parte de una familia. Los "derrotados" elegirán a los enfermos o no dispuestos a dar a luz. El "no ganador" elegirá al que tiene tendencia a hacer trampa. Ninguno de ellos entenderá que el resultado es su propia decisión.
El escenario de los "perdedores" se divide en tres grados de gravedad, según el resultado. El primer grado es una serie de pequeñas fallas que constantemente impiden que una persona logre sus metas. Por ejemplo, los niños no obedecen, una esposa puta, escándalos con una suegra. El segundo grado incluye contratiempos mayores, como divorcios o despidos. El tercer grado conduce a un resultado irreparable: suicidio, encarcelamiento, enfermedad mental. Esta es también una elección inconsciente de una persona.
Psicológicamente, la diferencia también radica en que el “ganador” opera con varias oportunidades para lograr la meta, el “derrotado” pone todo en una oportunidad (no ve otras), y el “no ganador” intenta evitar riesgo por completo.
Vale la pena recordar que un escenario de vida, sea el que sea, no es una sentencia. Siempre se puede cambiar, y los psicólogos que trabajan en la categoría de análisis transaccional pueden ayudar con esto.