Quizás eres una de las personas que, al ver sangre, siente pánico, acompañado de mareos, dolor en la parte baja del abdomen e incluso desmayo. En este caso, probablemente desee deshacerse de este tipo de miedos.
Instrucciones
Paso 1
Imagínese y trate de darse cuenta de que la sangre es solo el fluido de su cuerpo, como la tinta en una impresora o la gasolina en un automóvil. Cuando veas sangre, concéntrate en ese pensamiento y no dejes que el miedo te tome por sorpresa.
Paso 2
Asegúrese de relajar los músculos de su cuerpo, suelte todas las abrazaderas y respire profundamente. En este caso, los síntomas provocados por el miedo disminuirán y / o se detendrán.
Paso 3
Empiece a acostumbrarse a ver sangre gradualmente. Toma un litro de agua y mézclalo con pintura roja, charla, ponlo en tu mano. Luego viértalo lentamente en el fregadero. Dite a ti mismo que es solo agua. Luego, después de un rato, mire las imágenes de sangre. En la siguiente etapa, mira una película espectacular en la que hay sangre, por ejemplo: “Espartaco. Sangre y arena . La película se puede ver en partes, extendiendo gradualmente la visualización.
Paso 4
Participa en el autoentrenamiento. Imagina sangre y decirte a ti mismo que eso es lo que te da vida, y que el miedo, por el contrario, tiene un efecto negativo. Imagina cómo te está abandonando el miedo. Habla con tu miedo, gracias por querer mantenerte a salvo. Pídale que haga menos violentos sus síntomas cuando vea sangre, por ejemplo, para que el miedo sea reemplazado por precaución.
Paso 5
Encuentra personas, por ejemplo en Internet, que han eliminado el miedo a la sangre de sus vidas, comunícate con ellas, intercambia consejos y experiencias para superar este problema. Construya una comunidad para hacer frente a diversas fobias.
Paso 6
Niégate a escuchar a las personas negativas sobre la vida.
Paso 7
Como último recurso, consulte a un psicólogo. Para comenzar, por ejemplo, busque un sitio en Internet que le haga preguntas a un médico.
Paso 8
Lo más importante, ¡que no cunda el pánico! En la mayoría de los casos, el miedo a la sangre se supera por sí solo.