El antiguo filósofo griego Sócrates es considerado tradicionalmente el autor de la expresión "la verdad nace en una disputa". Sin embargo, algunos investigadores sostienen que Sócrates quiso decir algo completamente diferente.
¿Qué dijo realmente Sócrates?
De hecho, Sócrates negó que la verdad pueda nacer en una disputa, oponiéndose a ella con un diálogo de personas iguales, ninguna de las cuales se considera más inteligente que la otra. Sólo en ese diálogo, en su opinión, es posible la búsqueda de la verdad. Para entender exactamente dónde se descubre la verdad, es necesario distinguir entre diferentes tipos de comunicación: disputa, discusión, diálogo. En principio, la diferencia entre ellos es bastante arbitraria, pero existe. Un argumento es simplemente un intento de cualquiera de las partes para convencer a los demás de que su punto de vista es correcto. Tal discusión rara vez es constructiva y razonada, y se basa principalmente en la emoción. En cuanto a la discusión, se trata de un tipo de discusión de un tema controvertido, en el que cada lado expone sus argumentos a favor de un punto de vista particular. El diálogo es un intercambio de opiniones sin intentar convencer al interlocutor. En base a esto, podemos decir que la disputa es la forma menos prometedora de buscar la verdad.
Sócrates creía que si uno de los oponentes se consideraba más inteligente, debería ayudar al otro a encontrar la verdad. Para ello, recomendó aceptar la posición del oponente y, junto a él, demostrar su equivocación.
¿Dónde nace la verdad?
El nacimiento de la verdad en una disputa es poco probable aunque solo sea porque cada una de las partes participantes no está interesada en esclarecer la verdad, sino que busca defender su opinión. En esencia, una disputa es un intento de cada participante de demostrar su superioridad sobre los demás, mientras que la búsqueda de la verdad generalmente se desvanece en un segundo plano. Si a esto le sumamos las emociones negativas que a menudo acompañan a los debates acalorados, queda claro que no se trata en absoluto de la verdad o del engaño.
Si va a discutir, vale la pena aprender sobre las técnicas de hablar en público para llevar a cabo discusiones, ya que armado con ellas, lo más probable es que pueda demostrar su valía con más confianza.
Por otro lado, si traduce la disputa en una discusión o diálogo, esté listo para ponerse del lado del interlocutor o admitir su propio error, puede obtener bastantes beneficios. Primero, aprenderá a argumentar su posición, buscará conexiones lógicas, sacará conclusiones y conclusiones. En segundo lugar, aprenderá el punto de vista del interlocutor, su argumentación, ideas sobre el tema en discusión, lo que lo ayudará a expandir los límites de su propia cosmovisión. En tercer lugar, al intentar que cualquier argumento sea constructivo, mejorará enormemente sus habilidades de control de las emociones. Además, la discusión, y más aún el diálogo, presuponen una búsqueda conjunta de la solución más correcta, que te llevará por el camino de la búsqueda de la verdad mucho más lejos que la discusión más violenta.