Muy a menudo vemos cómo nuestros seres queridos cometen errores, sin darnos cuenta de que los están cometiendo. Intentamos señalarlos, ayudarlos a resolverlo, pero fracasamos en nuestros intentos: nuestras acciones no encuentran la reacción necesaria y son criticadas. Para influir en una persona y ayudarla a mejorar, es necesario seguir una serie de reglas.
Instrucciones
Paso 1
La primera etapa de exposición es la disposición del interlocutor. No importa cuántos años haya conocido a esta persona, su comunicación existe aquí y ahora, es local. En primer lugar, esté interesado en lo que está sucediendo con él, no necesariamente en lo que quiere cambiar. Debes ser sincero. Habla con él, sonríe constantemente, anímalo a hablar de sí mismo. Habla con él solo sobre lo que le gusta y haz todo lo posible para ayudarlo a sentirse importante. Cuanto más éxito tenga en esta etapa, más fácil le resultará en la etapa de persuasión.
Paso 2
Cuando empiece a persuadir, no persuada. Suena paradójico, pero de hecho, es necesario que la persona sienta los pensamientos que necesita. En este caso, él puede comenzar a dudar de ellos, y luego lo apoyarás en la dirección que necesites. Si trae pensamientos a su mente, es posible que tenga que lidiar con objeciones, un argumento que puede salirse de control.
Paso 3
Apelar a motivos nobles. Cada persona necesita solo dos cosas para hacer tal o cual acto: justificación y aliento. Justifica sus acciones potenciales con objetividad y recompénsalo con tu propio apoyo. Al crear un apoyo artificial, puede lidiar con cualquier duda que tenga una persona y llevarla a pensamientos que la ayudarán a mejorar.