Se cree que en una relación un socio siempre ama más que el otro, que uno ama sinceramente y el otro solo se deja amar. Entonces, ¿qué posición es mejor para una mujer en una relación con un hombre: amar o ser amada?
La elección del puesto, amar o ser amado, depende de la naturaleza de la mujer. Se cree que las mujeres son más sensuales, gentiles y se entregan sin dejar rastro en beneficio de otras personas. Este suele ser el caso en las relaciones con un hombre, y luego en el matrimonio: una mujer conoce a un hombre, se enamora, despierta interés en una pareja y de ahora en adelante está lista para estar solo con él. Al mismo tiempo, por amor, ella puede hacer cualquier cosa, satisfacer cualquier deseo de su joven, soportar dócilmente sus caprichos y deseos.
También existe la situación contraria, cuando una mujer solo permite que un joven se cuide, le dé regalos y flores, la lleve de viaje. Su pareja está tan cautivada por su belleza, fuerza de carácter y encanto que se enamora sin memoria, deseando solo una cosa: que el objeto de su amor le preste atención.
¿Qué lado elegir?
Ninguna de estas posiciones es ideal en las relaciones, pero cualquiera de ellas es posible en la vida real. La elección del puesto depende de los caracteres de ambos socios. Si una mujer está acostumbrada a dar más a otras personas, cuidando constantemente a alguien, muy probablemente, a ella, la posición de amar será más deseable. Es muy posible que inconscientemente seleccione una pareja para sí misma a quien pueda admirar, o de quien pueda cuidar, recibiendo a cambio una especie de permiso para hacerlo.
Una pareja así puede verse bastante armoniosa si tanto la mujer como su pareja obtienen exactamente lo que necesitan en la relación. En definitiva, el amor es la forma más elevada de simpatía y afecto, da tanto que las personas que solo saben aceptar el amor nunca lo sentirán.
Sin embargo, si una chica está acostumbrada a sacar más de las relaciones que a invertir en ellas, la posición de la que solo se deja querer será más conveniente para ella. Este también es un papel bastante común para las mujeres en las relaciones. Para hacer esto, una niña, por regla general, debe tener un carácter bastante fuerte, tener una excelente comprensión de los hombres y tener confianza en su belleza y sexualidad.
El ideal es posible
Las relaciones se vuelven más cómodas cuando estos dos extremos se suavizan: tanto el hombre como la mujer comienzan a aportar algo a su unión, y no solo a tomar o dar algo a su pareja. Tales relaciones se llaman armoniosas, porque es imposible dar amor durante mucho tiempo sin recibir algo a cambio, así como es imposible aceptar sentimientos durante mucho tiempo sin experimentar sentimientos recíprocos.