Las relaciones humanas pueden ser de diferente naturaleza. Con alguien entran en constantes conflictos y competencia, con los demás se desarrolla el mutuo acuerdo y la confianza. Dependiendo de la situación, los métodos de interacción pueden ser diferentes.
En comunicación con cada persona, se forman relaciones individuales. Existen diferentes niveles de transferencia de información, y dependiendo de la retroalimentación que una persona recibe de su interlocutor, se construyen formas de interacción.
Accesorio y juego de roles
Si una persona tiene ciertas barreras para la comunicación y no es una persona autosuficiente, esa persona busca adaptarse a la situación y encontrar un patrón. Al no poder expresar abiertamente su posición y lograr de forma independiente sus propios objetivos, una persona intenta beneficiarse de la comunicación que lo rodea.
A veces existen relaciones que presuponen la presencia de un determinado escenario en su interacción. Los roles establecidos en la sociedad implican movimientos específicos y su secuencia. Por ejemplo, un médico espera escuchar una queja de salud específica de un paciente, quien, a su vez, tiene la intención de recibir recomendaciones para la curación.
En otro caso, una persona se acostumbra tanto al papel de jefe que, al regresar a casa, no puede reconstruir inmediatamente una relación cercana. Puede arrancar el mal y exigir la sumisión de la casa.
Consentimiento y oposición
La interacción puede ser estable y amistosa: provocar simpatía mutua y acuerdo sobre muchas opiniones sobre la vida. Al mismo tiempo, una persona se inclina a comprender los pensamientos, los sentimientos y el mundo interior de su pareja. Tales relaciones son típicas de amigos, amantes y seres queridos.
Algunas personas tienen visiones de la vida tan opuestas que si surge la necesidad de comunicarse, les resulta difícil establecer contacto. Cualquier pensamiento expresado puede provocar una tormenta de emociones, contradicciones y críticas agresivas, y como resultado, rechazo y completo malentendido.
Colaboración y competencia
Cuando las personas trabajan para lograr objetivos comunes, tienen intereses y tareas comunes, entonces la actividad está dirigida al apoyo mutuo, la cooperación y el entendimiento efectivos, así como la búsqueda de soluciones conjuntas y compromisos en caso de desacuerdos.
Las relaciones se desarrollan de manera diferente en los casos en que cada individuo actúa por su cuenta y, al mismo tiempo, la actividad exitosa depende de la opinión y evaluación de quienes lo rodean o de la sociedad en su conjunto. En tales situaciones, la interacción se mueve al nivel de competencia dura, en la que los participantes a veces están listos para usar métodos no autorizados. En tal relación, todos buscan superar al rival: lograr mejores resultados, presentarse de manera favorable y menospreciar los logros de su competidor.