Un hipócrita es una persona de dos caras, un engañador que dice una cosa y piensa otra. Como regla general, se comporta de esta manera, actuando por motivos egoístas o indignos. El tipo clásico de hipócrita es Porfiry ("Judas") Golovlev en la obra de M. E. Saltykov-Shchedrin "Lord Golovlevs". Desafortunadamente, estas personas no son infrecuentes. ¿Cómo debes tratarlos?
¿Quién es un hipócrita?
La hipocresía de una persona es motivo suficiente para negarse a comunicarse. Desde el punto de vista del elemental sentido común y la moral humana, un hipócrita no merece ni trato amable ni confianza. Es engañoso, poco confiable, capaz de traicionar a la primera oportunidad. No puedes confiar en él ni hablar confidencialmente con él, ya que es casi seguro que te diga tu secreto de inmediato. Por lo tanto, es mejor no mantener ninguna relación con esa persona en absoluto. Y si esto no es posible, por ejemplo, en los casos en que sea tu familiar o compañero de trabajo, mantén la relación al mínimo, limitándote solo a los saludos y las frases más generales. Es decir, sea fríamente correcto con él, no más.
En ningún caso no le confíes tus secretos, no compartas problemas, porque esta apertura puede volverse en tu contra. Si una persona impone su comunicación, muéstrale gentilmente, refiriéndote a estar ocupado.
No es casualidad que la mayoría de la gente considere la honestidad, la fidelidad a la palabra como una de las cualidades humanas más dignas, y el engaño y la falta de sinceridad estén incluidos en la lista de los más indignos.
Cómo los creyentes deben tratar a los hipócritas
Sin embargo, surge la pregunta: ¿cómo deben los creyentes sinceros tratar a los hipócritas? Porque, por ejemplo, la religión cristiana exige: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Incluso si este "vecino", por decirlo suavemente, no es la persona más digna. También puedes recordar el mandamiento: "No juzgues, que tú mismo no serás juzgado".
Esta es una pregunta dificil. Por un lado, la religión requiere que un creyente trate a otra persona, incluso si es hipócrita, con sincera hospitalidad, amor, pero por otro lado, ese comportamiento también puede considerarse hipocresía. Por ejemplo, un creyente no siente ningún sentimiento cálido por un hipócrita y literalmente se obliga a soportar su compañía, mostrando cordialidad, y esto es un pecado.
Todas las religiones principales del mundo condenan enérgicamente la hipocresía, equiparando tal comportamiento con una mentira.
En este caso, no está de más consultar con un clérigo. La religión cristiana enseña que el Salvador, incluso frente al tormento mortal, enseñó a todos una lección de humildad y paciencia, perdonando tanto a sus verdugos como al ladrón que se burló de él y lo insultó. Por lo tanto, un creyente bien puede perdonar a un hipócrita, lamentarse por sus pecados y orar para que el Señor haga comprender a esta persona indigna.