A veces, los problemas diarios se acumulan sobre los hombros con tanta fuerza que parece imposible resolverlos. La cabeza está "dando vueltas" por las preocupaciones, la tensión nerviosa no cede, pero la fuerza está a punto de agotarse. ¿Qué hacer con este estado de cosas? ¿Cómo "salir"? La respuesta es muy simple: debes aprender a relacionarte con todo más fácilmente.
Instrucciones
Paso 1
Haga una lista de tareas del día: incluya todo, incluso las compras o pasear al perro. Resalte lo que crea que es particularmente importante. Así que creará una especie de "filtro" para usted mismo: sabrá exactamente qué debe hacerse con urgencia y qué se puede posponer durante una hora, un día o quizás una semana. "Gachas" desaparecerá de la cabeza, los pensamientos vendrán en orden. Quedará claro: no hay problemas globales, todo es simple y claro.
Paso 2
Sea consciente del tiempo. Por ejemplo, cuando vas a trabajar, pasas un par de horas maquillándote (si es necesario), eligiendo la ropa adecuada, desayunando, etc. Es evidente que el retraso se avecina. Tendrás que correr a una velocidad vertiginosa y habiendo logrado descubrir que te espera un enorme "montón" de asuntos urgentes. Un comienzo caótico puede marcar el ritmo del día. No podrá mantenerse al día en todas partes, cada problema parecerá un desastre inminente y los problemas son complejos, casi insolubles. Aunque, para poner todo en su sitio, basta con "ser amigos" del reloj. Piense en cuánto tiempo lleva este o aquel negocio e intente encajar en este marco. Por lo tanto, seguirá adelante y comprenderá que la organización puede hacer que su visión del mundo sea mucho más fácil.
Paso 3
Y, lo más importante, en cualquier horario, incluso en el más completo, tómese al menos unos minutos para descansar: relájese, cierre los ojos, confíe en sus habilidades. Después de todo, la forma en que te relacionas con muchas cosas depende directamente de la calma y el equilibrio. Una persona, en cuyo mundo interior reina la armonía, no suele estar inclinada a un celo excesivo, a veces completamente innecesario. Lo mira todo con moderada seriedad y, a veces, con un toque de humor.