Las peleas son parte de una relación. Ambos pueden mejorar las relaciones entre las personas y empeorarlas. A menudo, nuestras emociones no nos permiten adherirnos a una cadena lógica en una discusión, nos enojamos y comenzamos a decir palabras ofensivas y sin fundamento. Existen tácticas competentes que ayudarán a resolver situaciones de conflicto.
Concéntrese en los hechos. A veces, una persona inicia un conflicto sin siquiera comprender su esencia. Si se ve a sí mismo participando en un diálogo sin sentido, deténgalo. Los nervios y el tiempo dedicados a resolver una disputa valen mucho más que demostrarse a sí mismo y a los demás que es un ganador. Imagínese en el lugar del interlocutor, escuche su punto de vista. Para que pueda comprender qué hace que una persona defienda ciertos puntos de vista. Quizás el interlocutor se sienta amenazado por usted, temeroso de la derrota o de su dura reacción. Pero al mostrar simpatía por su contraparte, enfriará la escalada de la situación. Esto le ayudará a tomar una decisión mutua más rápido.
Deja que tu oponente hable. Sea un conversador abierto, listo para escuchar la opinión de la otra persona. No sintonices negativamente desde el principio, al contrario, demuestra que quieres buscar una alternativa. Las habilidades para escuchar a menudo tienen un efecto positivo en la resolución de una disputa.
No dejes que tus emociones se apoderen de ti. En un conflicto, la calma es un signo de grandeza, y el nerviosismo y la emocionalidad excesiva hablan de inseguridad y miedo. Necesita una visión sobria de lo que está sucediendo, las emociones oscurecen sus ojos con prejuicios y le impiden ver la verdad. Además, al estar tensa, una persona es capaz tanto de ofender como de ofender, lo que inflamará aún más el conflicto. Por lo tanto, calma y tranquilidad nuevamente.
Sintonice para resolver la disputa. La actitud correcta es la mitad de la batalla. Ármate con todos los argumentos, hechos, tranquilízate con el interlocutor y demuestra que quieres esclarecer objetivamente la situación. Es decir, no importa quién tenga razón o quién salga ganador, lo principal es la decisión. Si el tema controvertido no es una cuestión de principios para ti, puedes recurrir a la adaptación. Sí, estás completamente de acuerdo con el vis-a-vis. Sí, la verdad está de su lado, pero del suyo: una victoria moral (después de todo, concedió generosamente en el conflicto), ganó tiempo y mantuvo buenas relaciones con el interlocutor.
Por último, respeta siempre a tu oponente. Nunca te rebajes a la humillación y los insultos. Recuerde que son personas (compañeros de trabajo, camaradas) que aún no se han comunicado. No es necesario estropear la relación.