Acostumbrarse al sentimiento de felicidad no es tan difícil. Después de todo, si lo miras, la felicidad no es tanto lo que tiene una persona, sino cómo se siente al mismo tiempo. El estado de bienestar surge internamente y solo depende indirectamente de las circunstancias de la vida. Pero, como cualquier hábito, el estado de armonía interior requiere práctica y atención.
Instrucciones
Paso 1
Deja de preocuparte por cómo los demás pensarán en ti. Recuerde: ¡es imposible que todos sean buenos y “correctos”! Sea usted mismo y siéntase libre; en la mayoría de los casos, los forasteros no se preocupan por ti.
Paso 2
Busque los aspectos positivos en cualquier situación. Adquiera el hábito de tratar cualquier dificultad como un problema apasionante que necesita resolver. ¡No olvide que por cada decisión que tome, la vida le recompensará generosamente con "bonificaciones"! Intenta adivinar cuáles.
Paso 3
No se oponga a otras personas, sea amigable, sin importar la apariencia, el estatus social y otras características del interlocutor. Recuerda que todos los que están cerca en este momento son parte de un gran organismo llamado Humanidad, lo que significa que hay más similitudes entre ustedes que diferencias.
Paso 4
Sonríe y ríe sin reprimirte. Conviértalo en otro buen hábito suyo. No hay necesidad de caminar con una cara triste cuando todo es maravilloso (ver punto 2) y eres amigable con los demás (ver punto 3).
Paso 5
No intente vivir de recuerdos del pasado o de sueños del futuro. Confíe en que cada momento vale la pena vivirlo al máximo. Habiéndote acostumbrado a estar "aquí y ahora", prestando atención a las "pequeñas cosas" cotidianas, aprenderás a sentir la plenitud de la vida.
Paso 6
No pienses mal. Se sabe que el pensamiento es material y una persona atrae lo que piensa. Trate de mantener sus pensamientos positivos y "atraerá" sólo cosas buenas a su vida.
Paso 7
¡No tengas miedo! Por supuesto, el miedo es una reacción humana normal a los peligros o las dificultades, y no hay necesidad de luchar contra él. Simplemente acéptelo, admítese a sí mismo que tiene miedo y trate de observar su miedo, o mejor aún, hágalo grotescamente divertido y se desvanecerá.