Las alucinaciones pueden acompañar a trastornos mentales completamente diferentes. Ocurren en personas mayores en el contexto de la demencia senil progresiva. En muchos casos, se desarrolla esquizofrenia. ¿Cómo interactuar adecuadamente, comunicarse con una persona que está experimentando un ataque de alucinaciones?
Si tu familiar o la persona con la que estás cerca, es propenso a tener episodios de alucinaciones, nunca seas grosero con él en esos momentos, no te rías de él. Observa no solo su comportamiento, sino también el tuyo. El hecho es que muchas personas que padecen trastornos mentales acompañados de alucinaciones pueden perder el control de sí mismos en el momento de los ataques. Su ansiedad puede saltar bruscamente, a menudo surge inquietud motora, no se controlan bien. Las burlas y las risitas, los gritos y las acciones duras de su parte pueden generar una agresión de represalia.
Nunca preguntes en detalle a una persona enferma sobre lo que ve, siente u oye. No inicie largas conversaciones con él sobre sus alucinaciones. Por supuesto, al principio es necesario aclarar lo que está sucediendo con una persona enferma, pero tales conversaciones no deberían volverse habituales. Trate de no mantener un diálogo con el paciente cuando comience a hablar de alucinaciones. De lo contrario, sus respuestas, su mayor interés y disposición para comunicarse pueden provocar un aumento de las convulsiones, causar alucinaciones aún más vívidas / reales.
Al tratar con una persona mentalmente enferma que sufre de alucinaciones, no cuestione sus palabras / historias. Recuerde siempre que para el paciente todas las sensaciones, imágenes, gustos, etc. que surgen son tan reales como lo es su escritorio para usted.
No discutas con una persona enferma, no trates de convencerla o probarle que todo lo que dice, lo que oye y lo que siente es solo el resultado de la enfermedad. En primer lugar, tal comportamiento de su parte puede hacer que el paciente se vuelva hostil, empeorará la relación y hará la vida mutuamente difícil, especialmente si el enfermo mental vive con usted. En segundo lugar, las discusiones y los intentos de persuadir al paciente pueden empeorar su estado. En tercer lugar, una persona que sufre de alucinaciones seguirá siendo indiferente a sus palabras. Como regla general, en los momentos de los ataques, no se critica el estado del paciente.
No salga de la habitación, no deje, si es posible, sola a la persona con alucinaciones. Especialmente cuando ve, siente o escucha algo aterrador, muy perturbador. Recuerde siempre que durante un ataque de alucinaciones una persona está en “ese” mundo, es partícipe de lo que ve, oye, siente. En algunos casos, esto puede tener consecuencias desagradables. Entonces, por ejemplo, bajo la influencia de voces o imágenes visuales, el paciente puede infligirse daño físico a sí mismo.
Vigile siempre el estado emocional del enfermo mental. Si nota que durante las convulsiones una persona se pone nerviosa, temerosa, irritable, agresiva, ansiosa, asegúrese de informar a su médico sobre esto. En algunos casos, cuando el paciente está muy asustado, puedes intentar idear con él algún tipo de ritual que pueda calmar sus miedos. Tratar de distraerse por completo de las alucinaciones suele ser inútil, pero las acciones rituales con el tiempo pueden comenzar a desplazar las malas emociones y afectar positivamente el estado de ánimo del paciente.
Incluso si está muy cansado, no le levante la voz a la persona enferma. Comuníquese con él durante las alucinaciones de la manera más tranquila y contenida posible, tratando de no involucrarse emocionalmente en su mundo patológico distorsionado. Es imposible infectarse con alucinaciones, pero al experimentar demasiado emocionalmente todo lo que sucede, puede provocar un ataque de nervios.
Sea siempre discreto y amigable, incluso si se vuelve muy difícil mantener esa actitud. Sus declaraciones duras, cualquier acción, rabietas, amenazas solo pueden empeorar la condición de la persona enferma. Recuerde que una persona no eligió voluntariamente una enfermedad mental para sí misma, que él mismo no causa deliberadamente ataques de alucinaciones en sí mismo, que, además, a veces van acompañados de delirio. Trate de no mostrar su sorpresa cuando el paciente comience a compartir con usted lo que ve, siente u oye.