La muerte es un hecho existencial. Simplemente es, nos guste o no. Una persona que ha aceptado el hecho de su finitud comprende el verdadero valor de la vida y sabe cómo disfrutarla. ¿Por qué preocuparse por lo que no se puede evitar? Y de todos modos, cuando nuestros seres queridos nos dejan, las emociones nos cubren la cabeza. El dolor de la pérdida es tan intenso y parece que estás al borde de la locura.
El período de duelo pasa por 5 etapas:
- La primera etapa comienza desde el momento en que una persona se entera de la triste noticia. La primera reacción es la negación. No quiere creer lo que le dijeron, no puede "escuchar" y preguntarle al hablante varias veces. Pensamientos hurgando en mi cabeza "¿Quizás esto es un error?" Por lo tanto, una persona trata obstinadamente de no admitir una realidad impactante, de evitar el dolor mental, de protegerse del sufrimiento. Este fenómeno constituye una defensa psicológica. En este momento, puede pensar objetivamente, la realidad se percibe distorsionada.
- A esto le sigue la agresión: una resistencia más activa a lo sucedido, el deseo de encontrar y castigar a los responsables. Por regla general, los que trajeron la noticia caen bajo el brazo. Y a menudo una persona puede dirigir acciones agresivas hacia él. Todas sus entrañas están gritando y enojadas, no queriendo aceptar la dolorosa realidad. "¿Quién tiene la culpa?", "¡Esto es injusto!", "¿Por qué él?" - tales preguntas llenan toda la conciencia.
- Sin cambiar nada con la ayuda de la agresión en la segunda etapa, la persona en duelo comienza a negociar con la vida y con Dios: "No voy a hacer esto y aquello, solo dejo que todo vuelva, me despierto, todo resultará ser un error ". Conscientemente o no, la persona cree en un milagro, en una oportunidad para cambiarlo todo. Algunos van a la iglesia, otros recurren a los servicios de los brujos, otros simplemente oran; las acciones pueden ser cualquier cosa, pero todas tienen como objetivo cambiar la realidad.
- La resistencia requiere mucha energía y una vez que una persona se desenergiza, se inicia un período de depresión. Nada ayuda: sin lágrimas, sin acción. Se bajan las manos, se pierde el interés por todo, la apatía cubre la cabeza, a veces una persona no quiere vivir, se siente inútil. La culpa, la desesperación y la impotencia conducen al aislamiento. A menudo, la persona en duelo recurre al uso excesivo de alcohol y drogas para aliviar de alguna manera su tormento.
- La etapa final se caracteriza por lágrimas que traen alivio. Hay un cambio en la atención a los recuerdos positivos de los fallecidos. La resignación llega a las realidades de la vida, la inevitabilidad de la muerte. Las emociones furiosas disminuyen gradualmente y son reemplazadas por una tristeza silenciosa y gratitud hacia el ser querido fallecido. Una persona recupera su apoyo interior, comienza a hacer planes para el futuro.
Esta es la forma ideal de vivir la pérdida. Pero a veces se queda atascado en una de las etapas durante mucho tiempo. En tales casos, cuando la persona en duelo no cuenta con los recursos suficientes, vale la pena buscar apoyo psicológico, donde se pasarán las etapas restantes junto con un especialista.