Las mentiras brotan de nuestros labios día a día. No importa si se realiza o no, una mentira sigue siendo una mentira, como se llame. La necesidad de engañar nos enseña ingenio y autocontrol: cuanto más aprendemos sobre la mentira, menos nos encontramos con ella. Algunas reglas simples evitarán que reveles tu engaño.
Instrucciones
Paso 1
Cree en lo que estás hablando. Si no está seguro de sus palabras, ¡hable de su interlocutor!
Paso 2
Para que no haya dudas, piense en su historia en detalle. ¿Cómo le dirías si realmente lo fuera? Aquí tienes que acostumbrarte un poco al papel. Quizás te pasó algo hace mucho tiempo sobre lo que ahora quieres mentir. Entonces solo considere que está diciendo la verdad, pero ligeramente cambiado en el tiempo.
Paso 3
Debes usar tu memoria, de lo contrario te enredarás en tus propias mentiras. Si su hámster muere, no debería hacerlo todas las semanas.
Paso 4
La memoria es importante cuando se habla de detalles. Por cierto, no profundice demasiado en ellos, pero deben estar presentes en su historia, y solo bien pensados, y no aparecer fuera de la estantería.
Paso 5
Acuéstese a la mitad. Para que el engaño parezca más convincente, dilúyalo con la verdad, preferiblemente una que pueda ser verificada.
Paso 6
No exageres. Lo que a usted le parece importante puede resultar una nimiedad para los demás.
Paso 7
Sea consciente de las manifestaciones físicas de la mentira. Trate de hacer un seguimiento de cómo habla y se mueve mientras habla. Mire a la otra persona a los ojos con confianza. Puede que estés avergonzado, pero decidiste mentir.
Paso 8
Prepárate para fallar. En caso de que te revelen, también debe haber una excusa para mantener al mínimo las consecuencias de mentir.