La emoción de tener intimidad con otra persona es natural. Este sentimiento tiene su propio encanto especial, porque no en vano algunos hombres y mujeres lo buscan de lado, habiendo dejado de experimentar tal asombro con una pareja cercana y familiar. Otra cosa es cuando la emoción se convierte en miedo y no da la oportunidad de disfrutar de la cercanía con la persona deseada.
¿De dónde viene el miedo?
El miedo es una sensación adquirida. Las personas nacen prácticamente desprovistas de este sentimiento. Surge posteriormente, en el proceso de adquirir una u otra experiencia, como reacción a determinados hechos. Por lo tanto, antes de culparse a sí mismo por la timidez frente a la intimidad, una persona debe analizar su experiencia previa para comprender qué es lo que realmente le teme. El miedo tiene grandes ojos, tal vez la situación que tuvo lugar en el pasado haya sobrevivido durante mucho tiempo a su utilidad y, por lo tanto, los temores actuales son infundados.
La principal razón del miedo a la intimidad radica en la duda. Curiosamente, contrariamente a la creencia popular de que se trata de una "moda" exclusivamente femenina, ahora cada vez más hombres tienden a preocuparse por su apariencia. No hay nada sorprendente. Es difícil no dudar de sí mismo cuando las bellezas pulidas y las bellezas están mirando desde la pantalla del televisor, las páginas de Internet, las vallas publicitarias, desde todas partes. La técnica ha alcanzado alturas increíbles, con su ayuda, crear la ilusión de una apariencia ideal es cuestión de unos minutos. Pero el punto es que esto es solo una ilusión.
Puede encontrar fallas en sus defectos y tratar de imitar los estereotipos de los medios tanto como quiera, pero la cama no es un lugar para la autoflagelación. Si la relación ha llegado a la intimidad, esto sugiere que los socios, al menos, se examinaron cuidadosamente entre sí y lo que vieron les gustó y despertaron el deseo. Este es un fuerte argumento para creer que todas las dudas y temores en esta etapa de la relación son infundados.
Manejar las emociones
Al estar en íntima proximidad, las personas no pueden dejar de sentir el estado de ánimo de los demás. El nerviosismo, la irritabilidad y la rigidez excesivos se transmitirán a un compañero que puede asumir estas manifestaciones de inseguridad por su cuenta y es poco probable que pueda relajarse. Es necesario darse cuenta de que, muy probablemente, la pareja también está experimentando ansiedad y cómo demostrar su valía de la mejor manera posible le interesa mucho más que las deficiencias de la otra persona.
Si los argumentos lógicos no ayudan a superar el miedo, los psicólogos aconsejan abordar el problema no con lógica, sino con emociones, utilizando la técnica de presentación. El caso es que el cerebro humano es incapaz de distinguir los eventos presentados de los reales. Esto significa que una visualización detallada de la intimidad que se avecina permitirá a la mente creer que esto ya sucedió, lo que significa que no hay nada que temer.
De hecho, luchar contra la emoción es luchar contra los molinos de viento. Mientras más esfuerzos se hagan para ocultar su timidez, más probable será que el miedo finalmente prevalezca y les impida disfrutar el uno del otro. Es mejor reconocer su derecho a los sentimientos, incluida la emoción, porque esto es natural. Los sexólogos, como uno, sostienen que la cercanía emocional entre las personas es la clave para una vida íntima exitosa. A veces, la timidez puede ser una señal de que la pareja aún no ha alcanzado el nivel adecuado de comprensión y confianza mutuas. En este caso, la prisa solo puede hacer daño.