El complejo de un estudiante excelente se puede formar como resultado de los requisitos sobreestimados para un niño durante sus estudios. Como resultado de una actitud demasiado crítica hacia uno mismo, una persona cree que debe ser el mejor en todas las áreas de la vida, y cuando, por razones naturales, no lo logra, el individuo se ve superado por una seria decepción.
La esencia del excelente complejo estudiantil
Si en la infancia se le enseñó a un niño que debe ser el mejor en todo, recibir solo excelentes calificaciones en todas las materias, tener éxito en la educación general, la música, el arte y la escuela de deportes, un niño o una niña puede desarrollar un complejo de estudiante excelente. Al crecer, en lugar de hacerse amigos de sí mismos, estas personas continúan exigiéndose excesivamente a sí mismas.
Primero, una persona busca estar por delante de todos para complacer a sus padres, y luego trata de hacer todo perfectamente por costumbre. Como era de esperar, los contratiempos o incluso los errores menores pueden causar una gran frustración, estrés y pánico en una persona con un complejo de estudiante excelente, mientras que la otra persona en su lugar simplemente se encogería de hombros y seguiría con la vida.
En el subconsciente del propietario del síndrome del estudiante excelente, la idea de que necesita ser evaluado constantemente, por otros o por él mismo, y que solo por los resultados de tales exámenes, puede contar con amor, reconocimiento y respeto o no. Estas personas son propensas a dudar sobre su propia rectitud, dudas sobre sí mismos, baja autoestima, reflexión y autorreflexión.
Los portadores del complejo de estudiantes excelentes ni siquiera admiten el pensamiento de que son dignos de todo lo mejor en sí mismos.
El peligro del complejo
Este complejo es peligroso porque una persona nunca está satisfecha consigo misma. Habiendo logrado un objetivo, se fija un nuevo listón, más alto que el anterior. Está constantemente en tensión, se esfuerza por conseguir algo o se atormenta a sí mismo por los errores. Se necesita tanto tiempo y esfuerzo para hacer que todo sea perfecto que no queda casi nada para vivir.
Además, una persona con síndrome de estudiante excelente puede transmitir su hábito de ser demasiado crítico no solo consigo mismo, sino también con quienes lo rodean. El cónyuge de una persona así se convierte en el blanco de comentarios y demandas, y los niños son aún más infelices.
Naturalmente, más tarde pueden desarrollar el mismo complejo.
Pero, sobre todo, una persona con este complejo se atormenta a sí misma. No puede disfrutar del proceso, ya que solo le importa el resultado. Estas personas no pueden disfrutar del momento presente y rara vez son felices. La carrera constante por la perfección, un ideal inalcanzable no les da descanso.
A menudo se siente atormentado por el miedo al error o al fracaso, porque no reconoce el derecho a cometer ningún delito. El estado de estrés constante y el sentimiento de culpa que no cede tiene un efecto inexorable sobre la salud. Los dolores de cabeza y el insomnio, los trastornos alimentarios y las neurosis pueden convertirse en compañeros constantes del portador del complejo del excelente alumno.