No escuchamos al interlocutor. No lo escuchamos, porque no queremos escucharlo o no podemos escucharlo, pero hay más razones para ello. Esto interfiere con el diálogo efectivo y, al final, la persona pierde interés tanto en el diálogo como en nosotros. Para evitar que esto suceda, debe aprender a escuchar. Desafortunadamente, tener un par de orejas no es suficiente para esto.
Instrucciones
Paso 1
Olvídate de ti mismo mientras dure el diálogo. Su opinión, al igual que su opinión sobre los temas que se están discutiendo, simplemente no existe. Respire literalmente con las palabras de la otra persona. Piense en lo que quiso decir con esta o aquella palabra, hágale preguntas, mantenga un diálogo.
Paso 2
Apoye los temas que sugiera el interlocutor. En última instancia, la única forma de conocer a alguien es ayudarlo a hablar directa y abiertamente. Y el hecho de que le brinde apoyo y muestre su interés en lo que está sucediendo, hace exactamente eso.
Paso 3
No interrumpas a la otra persona. Escúchelo hasta el final, si el tema llega a un callejón sin salida, ofrézcase discretamente para cambiar el tema.
Paso 4
No juzgues con palabras ni gestos las palabras de tu interlocutor. Recuerda que todo lo que dice es información invaluable que él mismo te transmite. Escúchelo con atención y, al responder una pregunta, intente utilizar palabras de su vocabulario. Hágalo suave y sutilmente.
Paso 5
Mantén el interés en la otra persona. Encuentra en él cualquier detalle y proyecta tu interés en el detalle sobre todo el interlocutor. De esta manera, no tienes que fingir estar interesado, lo estarás.