Todo el mundo tiene todo tipo de problemas, pero a veces sucede que un mal acontecimiento se aferra a otro y una ola de sensaciones negativas te abruma. "¿Por qué no siempre es como quieres?" - esta pregunta a menudo comienza a atormentar a las personas que no están viviendo los momentos más agradables.
Un adulto suele tener una idea bastante clara de lo que debería ser un mundo ideal: una familia amorosa, un trabajo interesante, un buen salario, etc. Al darse cuenta de la discrepancia entre el mundo real y el ideal, el individuo comienza a experimentar descontento e irritación.
La psique humana no está diseñada para efectos negativos a largo plazo. El bajo estado de ánimo y la depresión son consecuencias comprensibles del estrés causado por las cosas que van mal. Y cuando, al mismo tiempo, los problemas surgen constantemente, cualquier optimista puede convertirse fácilmente en pesimista, quejándose de todo y de todos. Este fenómeno puede y debe combatirse.
Lo primero que debe hacer es esforzarse por reducir los factores negativos que tienden a acumularse, como una bola de nieve. Empieza pequeño. Por ejemplo, tómate unos días de descanso, siéntate en silencio y piensa en cómo convertir la racha negra de la vida en una blanca.
Primero, deja de idealizar el mundo y míralo de manera realista. Intenta responder a la pregunta: ¿de qué te sirve la situación en la que te encuentras? Cualquier incidente negativo es también una experiencia que puede hacerte un poco más sabio, enseñarte a afrontar los problemas y el estrés.
Luego, piense en cómo puede solucionar la situación y haga todo de la manera que desee. Analiza los eventos recientes de tu vida que encuentres más difíciles y desafortunados. Naturalmente, cuanto más larga haya sido la cadena de problemas, más difícil será interrumpirla y pasar a lo positivo.
El siguiente paso es reiniciar las emociones positivas. Elija cualquier distracción agradable. Por ejemplo, ver buenas películas, escuchar música, leer un libro interesante, hacer un viaje corto, etc.
Escúchate a ti mismo constantemente. Y en un buen momento te das cuenta de que la vida está mejorando: los pensamientos sobre el trabajo ya no causan disgusto, los recuerdos de los seres queridos ya no irritan. Sigue trabajando en ti mismo y en la situación. Edifica tu vida, aprende de todo lo que sucede y no permitas que los problemas se conviertan en un patrón.