Se requiere un buen nivel de concentración para que el trabajo sea efectivo. Hay formas sencillas y efectivas de aumentarlo.
Los carbohidratos que se encuentran en el pan integral o la pasta suministran a las células cerebrales la energía que necesitan. Los cereales contienen vitamina B, que mantiene la concentración. Dos trozos de pan de este tipo al día para el desayuno, así como una taza de café, proporcionarán un comienzo óptimo para las células grises, ya que por la noche aumenta la concentración de adenosina en el cerebro humano, lo que inhibe los procesos del pensamiento. La cafeína neutraliza los efectos de la adenosina.
La comunicación intensa a largo plazo y el intercambio constante de emociones positivas con amigos y familiares mejoran la salud intelectual, ya que los contactos sociales conducen a la formación de nuevas células nerviosas en el cerebro y conexiones entre ellas. En una persona rodeada de amigos, el grado de liberación de la hormona del estrés ocurre mucho menos, en relación con lo cual las defensas del cuerpo y la estabilidad mental aumentan significativamente.
Actividad física regular. El senderismo, el ciclismo, la natación se encargan de la buena circulación sanguínea en todo el cuerpo y en el cerebro. Los estudios científicos muestran que el ejercicio diario durante una hora aumenta la actividad cerebral y mejora los procesos de pensamiento, contribuye a una mejor memorización de nueva información. Al mismo tiempo, se reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y la demencia.
Los efectos de las frutas azules y moradas cuando se consumen a diario se pueden llamar un pequeño milagro. El pigmento contenido en uvas, ciruelas, arándanos (antocianina) protege las células nerviosas del cerebro de influencias externas dañinas. Tres naranjas consumidas a lo largo del día tienen un efecto similar. Los elementos que los componen permiten que las células nerviosas maduren más rápido y formen más conexiones.
Los investigadores han demostrado que cualquier innovación pone al cerebro en un estado de excitación positiva, lo que no ocurre con lo que ya es familiar y familiar. Aprender algo nuevo tiene sentido a cualquier edad. Al mismo tiempo, también es importante el interés personal y el placer real de la nueva experiencia.
Curiosamente, los tomates también apoyan la salud del cerebro: el pigmento fisetina estimula las células nerviosas que son responsables del estado de la memoria a largo plazo. Esto puede apoyarse comiendo vegetales de hojas de lechuga. Sus sustancias constituyentes activan la entrega y el almacenamiento de oxígeno en el cerebro, y el brócoli aporta mucho hierro y calcio, que son importantes para pensar y aprender.