Algunas personas pierden la esperanza de cumplir sus deseos. Humildemente se resignan a su destino y se dejan llevar. ¿Qué tan interesante es la vida sin un sueño?
Como un pájaro sin alas
Muchas personas viven con preocupaciones simples y no hacen planes grandiosos para el futuro. Ni siquiera piensan en soñar, sino que miran la vida con calma y realismo. Estas personas están felices de que no haya problemas innecesarios en el trabajo y de que sus familias sean saludables y prósperas. Pero, ¿qué tan interesante y emocionante puede ser una vida sin un sueño?
En la práctica, todos los planes se reducen a alimentar a la familia, ahorrar dinero e irse de vacaciones o comprar algo para el hogar. La rutina diaria y las preocupaciones sobre el mañana no pueden inspirar a una persona y hacer que su vida sea brillante y memorable. Todas las acciones se realizan de forma mecánica y no son de gran importancia.
Cuando los sueños nacen
Un sueño, por el contrario, inspira y da sentido a cada día vivido. Cuando una persona tiene un objetivo, su vida se convierte en un viaje emocionante. Desde la infancia, un sueño ha sido una poderosa motivación para el autodesarrollo. Al principio, el niño se esfuerza por hacerlo bien para recibir el premio prometido por el éxito en la escuela. Más tarde, sus sueños se vuelven más serios y globales.
Al mismo tiempo, es posible que otro bebé no necesite soñar con algo, porque sus padres ricos tratan de predecir todos los deseos. Como resultado, se pierde el valor del sueño. La vida de estos niños está planeada para los próximos años: cómo será la universidad, la esposa y el trabajo. Sin embargo, el bienestar externo en ausencia de sus propios objetivos no hará que la vida sea realmente feliz y brillante.
La paleta de colores del creador
Gracias a la capacidad de soñar, las personas hacen descubrimientos, se esfuerzan por establecer nuevos récords y dejan un recuerdo y un beneficio para toda la humanidad. En cierto sentido, los sueños son el motor del progreso. Los científicos talentosos primero especulan hipotéticamente qué tan bueno sería inventar la electricidad, un automóvil u otra cosa. Iluminados con una idea, crean una realidad a partir de un sueño audaz que trae alegría a quienes los rodean y a ellos mismos. Al avanzar hacia un sueño, una persona se da cuenta de la importancia y singularidad de cada día vivido. Su vida es una paleta de colores brillantes. Con un sueño, una persona tiene el deseo de vivir y crear, de crear el mundo que lo rodea y mejorarlo.
Una persona que ha perdido la capacidad de soñar se vuelve pesimista o pragmática. En el primer caso, está decepcionado con todo el mundo que lo rodea y está ocupado buscando todo lo negativo. Y en el segundo, la vida se asemeja al frío cálculo, donde el objetivo principal es beneficiarse de cualquier circunstancia. Una vida así no se puede llamar brillante y emocionante.