El pánico se apodera de una persona de forma completamente inesperada. Comenzando como un rayo de la nada, se manifiesta en varios síntomas: mareos, dificultad para respirar, debilidad, sudor, apretón de manos, palidez, desorientación, ansiedad y un terrible miedo a la muerte. La convulsión se produce en casa, en la tienda o de camino al trabajo, y finaliza a los pocos segundos dejándote devastado. Las convulsiones repetitivas pueden convertirse en una enfermedad grave. ¿Qué puedes hacer para no encontrarte nunca más en una situación así?
Instrucciones
Paso 1
Tome en serio las primeras manifestaciones de pánico: un miedo repentino infundado que se apodera de una persona puede convertirse en su compañero constante, lo que lleva a la depresión y al suicidio. Si este problema no se aborda de inmediato, el trastorno puede volverse crónico.
Paso 2
Tan pronto como sienta que está experimentando un ataque de pánico, comience a respirar profundamente, mientras se convence a sí mismo de que no hay motivo de preocupación, que su miedo pronto pasará. Trate de distraerse cantando, hablando con un amigo o realizando cualquier actividad física.
Paso 3
Los ataques de pánico son tratables, así que asegúrese de consultar a un especialista. Es necesario averiguar qué conduce a tales interrupciones: un efecto secundario de los medicamentos o un mal funcionamiento de la glándula tiroides, complicaciones después de la anestesia u otra cosa. El tratamiento farmacológico y la psicoterapia dan un efecto positivo incluso en casos muy graves.
Paso 4
Aprenda a manejar sus reacciones. Identifique las causas del estrés y trate de responder a ellas de manera diferente. Inscríbete en clases de yoga, aprende respiración profunda y relajación. Realice cualquier tipo de actividad física. Beba menos alcohol, té y café.
Paso 5
Observe su dieta y patrones de sueño. Toma vitaminas del grupo B para fortalecer el sistema nervioso.