Si siente que va a perder los estribos, perder el control de sus emociones o hacer algo que no le gustaría, tómese de 10 a 15 minutos para sí mismo y vuelva a la normalidad.
1. Acuéstese boca arriba con las manos a lo largo de su cuerpo, con las palmas hacia arriba. Incline la cabeza ligeramente hacia atrás, cierre los ojos, respire por la nariz.
2. Controle su respiración, sabiendo que está respirando por la nariz. Concéntrese completamente en su respiración y no piense en nada más. Siéntete respirando aire y exhalando otro más cálido.
3. Respire superficialmente y contenga la respiración por un momento. Al mismo tiempo, tense bruscamente todos los músculos durante unos segundos, tratando de sentir la tensión en todo el cuerpo. Al exhalar, relaje completamente todo el cuerpo. Repite 3 veces.
4. Acuéstese en silencio durante 2-3 minutos. Concéntrate en sentir la pesadez de tu cuerpo. Disfrute de la agradable sensación de relajación.
5. Registre todos los sonidos del entorno en la conciencia, pero no perciba ni responda de ninguna manera. Si escuchó un sonido, sintió algo, anótelo, pero no agudice su atención y no intente profundizarlo.
6. Estire las piernas y transmita la señal a todas las partes del cuerpo. Después de que la tensión pase por todo el cuerpo, relájese y nivele la respiración.
7. Acuéstese durante unos minutos, respire de manera uniforme, sin demora. Abre los ojos y vuelve a cerrarlos. Vuelve a abrir los ojos y estírate como si despertaras.
8. Siéntese suavemente, sin sacudidas, y levántese con cuidado. Trate de recordar y mantener un estado de relajación interior.
Después de estos ejercicios, se sentirá renovado, lleno de fuerza y energía.