Los psicólogos no recomiendan resolver conflictos mediante el uso de la fuerza. Se sabe que las palabras ordinarias también tienen una gran influencia en las personas. Es suficiente poseer habilidades especiales de influencia verbal para salir victorioso incluso de la situación más difícil.
Instrucciones
Paso 1
Desarrolle su confianza. Debe manifestarse en todo: en su apariencia, comportamiento y, por supuesto, en el habla. Haga ejercicio durante al menos media hora frente a un espejo todos los días. Intenta darle a tu rostro una apariencia de confianza. Mantenga la postura y no baje la barbilla. Todos sus movimientos deben ser precisos y precisos.
Paso 2
Entrena tus habilidades del habla. Empiece mejorando su dicción. Hay muchos trabalenguas que ayudan en su desarrollo, por ejemplo, "Los barcos maniobraron, maniobraron, pero no pescaron". A continuación, desarrolle confianza en su voz. No importa con qué tono hables, lo principal es que cada frase que digas sea lógica, completa y suene convincente. Trate de poner énfasis en todas las palabras importantes de la oración, tómese su tiempo y no se "trague" las palabras. Es importante que la audiencia comprenda completamente lo que está diciendo.
Paso 3
Piense qué palabras y frases le ayudarán a prevalecer en discusiones y situaciones de conflicto. Definitivamente debes atraer la atención de la audiencia. Las construcciones ayudarán en esto: "Déjame decir", "Escúchame", "Dame la palabra". Trate de hablar de manera más convincente, utilizando oraciones complejas: "Estoy seguro de que …", "Realmente creo que …", etc. Esté preparado para discutir con el interlocutor: "Estoy completamente en desacuerdo contigo", "Lo siento, pero estás equivocado".
Paso 4
Compórtate correctamente durante las conversaciones. Mire siempre a los ojos del interlocutor. Ayúdate con gestos, expresa emociones con tu rostro. Además, evite las palabras parasitarias y el lenguaje obsceno en su discurso, de lo contrario, el interlocutor perderá inmediatamente la confianza en usted.
Paso 5
Piense en la entonación con la que pronunciará determinadas construcciones. Por ejemplo, considere la oración "Estoy totalmente en desacuerdo con lo que dijo". Será correcto comenzar a hablar (oración principal) en un tono ascendente, como si fuera hacia arriba, y terminar (oración dependiente) en un tono descendente, bajando suave o bruscamente.