Es natural que una persona se esfuerce por alcanzar la excelencia en sus actividades, tratando de hacer su trabajo mejor y con mayor calidad. Sin embargo, cuando se lleva al extremo, tal estado de lo normal se vuelve patológico, provoca neurosis y, posiblemente, incluso una disminución de la capacidad de trabajo.
El perfeccionismo en psicología se llama un esfuerzo injustificado por un resultado ideal. Una persona inclinada hacia él está obsesionada con hacer todo sin problemas: puede comprobar sin cesar la tarea ya realizada, perfeccionar los detalles, encontrar más y más borrones e "irregularidades". Debido a esto, el perfeccionista a menudo no tiene tiempo para entregar el trabajo a tiempo y comenzar algo nuevo.
El perfeccionismo autodirigido puede consistir en una autocensura incesante, concentración en los errores, dudas constantes. Además, dicha persona tiene estándares muy altos, es especialmente susceptible a las críticas y, por lo general, no está satisfecha con los resultados de su trabajo. Además, el perfeccionismo puede dirigirse a otras personas y al mundo en general.
Según los psicólogos, las raíces de esta dolorosa búsqueda de la perfección se encuentran en los sentimientos de ansiedad, miedo y desconfianza. Por ejemplo, al ver toda la "fealdad" del interior, una persona lo mira intensamente, trata de hacerlo más hermoso, más perfecto, mejor y, por lo tanto, más cómodo para sí mismo. Atascado en una búsqueda escrupulosa del ideal y perdiendo el "hilo narrativo", simplemente no puede seguir adelante.
El aumento de la ansiedad se puede formar debido a la "desnutrición" emocional en la infancia, debido a las características individuales, o de muchas pruebas desagradables y difíciles que uno tuvo que atravesar en la vida. Bioquímicamente, la ansiedad está determinada por los bajos niveles de la hormona serotonina, un neurotransmisor responsable de los sentimientos de placer y satisfacción. La mala calidad del trabajo solo exacerba la autocrítica crítica, por lo que "todo o nada" se convierte en el lema de los perfeccionistas patológicos que persiguen su ansiada "porción de felicidad".
Piense, ¿es realmente necesario planchar toallas en ambos lados, aflojar la mitad de la bufanda tejida debido a un bucle perdido, volver a leer el texto escrito diez veces o volver a verificar el problema resuelto? Seguramente responderá que no, y estará de acuerdo en que muchas de sus acciones compulsivas son innecesarias. En primer lugar, debe comprender que no solo es posible, sino que también es necesario abordar los "puntos" de su perfeccionismo.
Para reducir el estrés, tome descansos del trabajo, aprenda técnicas de relajación y relajación profundas y haga ejercicio de vez en cuando. Fíjese una fecha límite en la que tiene que hacer el trabajo. Divide la tarea en varias pequeñas y resuélvelas secuencialmente, sin tener que volver innecesariamente al paso anterior y atascarte en él.
En el marco de la psicoterapia, se le puede ayudar a identificar y eliminar las razones por las que se formó su perfeccionismo, para formar una adecuada autopercepción e imagen de sí mismo. En realidad, es importante aceptarse a sí mismo por lo que realmente es, sin construir imágenes ilusorias sobre sí mismo.