El alcoholismo en la primera etapa, y algunas veces al comienzo de la segunda, no es fácil de reconocer. Incluso comunicándose con una persona durante muchos años, uno no puede sospechar que es un alcohólico, si no se conocen los signos que transmiten esta enfermedad.
Se cree que la embriaguez diaria es un hábito desagradable pero inofensivo. Opinión fundamentalmente errónea. Este es el terreno donde surgirá el alcoholismo si no toma medidas. Y aquí también hay etapas de desarrollo:
- embriaguez episódica, es decir cuando una persona no tiene antojo de alcohol, pero ocasionalmente bebe (con síntomas característicos de intoxicación);
- embriaguez ritual - una etapa en la que aparece una asociación persistente "evento - alcohol", y una persona acompaña cualquier cambio en la vida con la bebida;
- embriaguez sistemática, es decir beber es regular, al menos 2 veces por semana. Aquí es donde ocurre la primera etapa del alcoholismo y ocurre rápidamente.
Las personas lidian con la embriaguez cotidiana por sí mismas, pero en la primera etapa del alcoholismo necesitarán la ayuda de un narcólogo. Con motivación, una persona puede recuperarse sola, pero esto es raro. El alcohólico no admite hasta el último que está enfermo.
Los síntomas de la primera etapa del alcoholismo se ven así:
- la dosis de alcohol aumenta, es decir si una persona, para emborracharse, tuvo que beber, por ejemplo, un vaso de vodka, ahora necesita tres vasos de ese tipo;
- la persona misma, por supuesto, se da cuenta del cambio, pero lo explica para sí mismo y para los demás por razones externas: estrés, aumentos repentinos de presión o cambios en el clima;
- aumenta el antojo por el alcohol, es decir el alcohólico busca deliberadamente una excusa para beber, y hasta la más ridícula es adecuada, porque para sí mismo la persona justificaba la bebida;
- el alcohólico se vuelve agresivo, la resaca comienza a despegar con el alcohol. Puede desarrollar gastritis, CIV, caídas repentinas de presión.
En la segunda etapa, el alcoholismo no se puede curar sin un narcólogo y el tratamiento será mucho más difícil que en la primera. Los signos de la segunda etapa son los siguientes:
- la resaca se elimina solo con alcohol y avanza mucho más severamente: las manos de una persona tiemblan, comienza a sudar mucho, el sueño se altera, le duele la cabeza, hay ataques de sed, dificultad para respirar, mareos y debilidad;
- El carácter del alcohólico cambia mucho: se vuelve muy irritable, se vuelve sordo a las palabras de su familia y amigos, desarrolla depresión, si no puede beber, ya vive por beber y comienza a degradarse. Al mismo tiempo, pueden ocurrir atracones.
En la tercera etapa, el alcohólico es fácil de reconocer: cambia físicamente, bebe muy seguido, pierde su trabajo y su familia, se hunde hasta el fondo.
Para ayudar a un alcohólico a tomar conciencia de su enfermedad, es necesario dejar de ser condescendiente. No puedes dar dinero, no puedes resolver sus problemas, especialmente los que creó en estado de ebriedad, no puedes tapar su borrachera frente a familiares y amigos, y tampoco necesitas esconderle el alcohol (es mejor que no) para tenerlo en casa en absoluto). Vale la pena dar consejos a un alcohólico, así como hablar con él sobre la embriaguez, cuando está sobrio.
Hará falta mucha paciencia, porque el alcohólico está seguro de que todo le va bien, y no querrá cambiar de opinión hasta que sea demasiado tarde.