En un grado u otro, el egoísmo es inherente a cada persona. Pero a veces el amor por la propia persona eclipsa todo lo que nos rodea. ¿Es posible formar una familia, criar hijos, compartir cosas íntimas con alguien que está ocupado solo con pensamientos de sí mismo? Trate de ceñirse a la media dorada, pensando no solo en usted, sino también en los que están a su alrededor.
Instrucciones
Paso 1
El egoísta vive en su propio pequeño mundo, donde todo debe obedecer sus caprichos y deseos. Si decide hacer contacto con el mundo exterior, entonces solo en busca de beneficios para él. Por tanto, la mejor cura para el egoísmo es cuidar de los demás. Recuerda cómo una madre joven se disuelve por completo en un recién nacido, dándole todas sus fuerzas, olvidándose de sus necesidades personales. A veces vale la pena sacrificar sus propios intereses por el bien de un ser querido. Ofrezca ayuda cuando considere que la necesita. Después de todo, las personas no siempre piden apoyo, incluso cuando lo necesitan con urgencia. Las buenas acciones contribuyen al enriquecimiento espiritual de una persona, lo más importante, ser sincero y desinteresado.
Paso 2
Por lo general, un egoísta no presta atención al interlocutor y considera el diálogo solo como una oportunidad para hablar. Por tanto, aprenda a escuchar y oír al interlocutor. Preste atención a la entonación, las pausas, los gestos: estas cosas aparentemente pequeñas ayudarán a determinar el estado emocional del hablante. Evita los juicios y las críticas, porque lo más importante en una conversación es mantener un tono benévolo que ayude a la otra persona a relajarse y sentirse cómoda.
Paso 3
Los niños pequeños son egocéntricos. El niño asocia cualquier hecho o fenómeno con su propia personalidad, considerando, por ejemplo, que el sol se pone porque es hora de que se acueste. Por lo general, esta etapa de formación de la personalidad se puede superar incluso antes del inicio de la escolarización. Pero a veces los rasgos del egocentrismo persisten también en los adultos. En primer lugar, se expresan en la falta de voluntad de ocupar el lugar de otra persona, de aceptar su puesto.
Sigue el principio bíblico: ama a tu prójimo como a ti mismo. Pregúntele a su familia y amigos con más frecuencia: ¿qué puedo hacer por usted? Trate de mirar la situación no solo con sus propios ojos, sino también desde el punto de vista de otra persona, reflexione sobre el curso de sus pensamientos y la posible percepción de lo que está sucediendo. Entonces será mucho más fácil encontrar un compromiso con cualquier persona, no necesitará desperdiciar energía en discusiones y luchas inútiles.