Desde la antigüedad, las personas han creído en "señales del destino" especiales que pueden advertirles de un peligro inminente o de un resultado favorable del caso. Hoy en día, a pesar de los avances científicos y tecnológicos, todavía hay muchos fanáticos leales de diversos signos y supersticiones.
La creencia en los "signos del destino" es el resultado del trabajo conjunto del cerebro humano (autohipnosis) y ciertos factores ambientales. Las personas intentan inconscientemente conectar los eventos de sus propias vidas con una variedad de fenómenos.
La creencia de la mayoría de las personas en los presagios se ha convertido repetidamente en objeto de investigación por parte de los científicos. Entonces, un grupo de psicólogos de la Universidad de Harvard decidió averiguar por qué casi todo el mundo está sujeto a la superstición en un grado u otro. Después de realizar un estudio especial, revelaron que la creencia en los presagios es una parte integral del comportamiento adaptativo de todas las personas que quieren explicar los complejos fenómenos del mundo que les rodea.
Además, los signos en sí afectan directamente el estado de ánimo de una persona, lo que la obliga a esperar inconscientemente eventos que fueron "predichos desde arriba" para él. Es decir, las personas se sintonizan psicológicamente con una onda positiva o negativa y, a menudo, obtienen exactamente lo que esperaban.
Los científicos de la Universidad de Londres también abordaron seriamente el estudio del problema de la creencia de la gente en los presagios. Después de haber realizado una encuesta a más de 5.000 británicos, la profesora Stella McGuire llegó a una conclusión interesante y bastante inesperada: las personas supersticiosas viven mucho más tiempo que sus hermanos escépticos. El 97% de los encuestados mayores de 90 años se tomaron en serio los presagios, las supersticiones y las predicciones durante su vida. Entre las personas mayores de 80 años, esta cifra fue del 93%.
Esto llevó a los científicos a creer que creer en los presagios hace que una persona sea más cuidadosa y prudente, le permite considerar cuidadosamente sus propias acciones y hechos. Además, la superstición prepara a las personas para un posible fracaso al protegerlas de manera confiable del estrés y la culpa por el fracaso.