La sensación de ansiedad, como el miedo, es un estado completamente normal del cuerpo, que ayuda al sistema nervioso a prepararse para el peligro. El problema es que a menudo una sensación tan desagradable surge en situaciones en las que no hay peligro o es inverosímil. Como cualquier sentimiento, la ansiedad se puede superar, solo necesitas dominar algunos trucos.
Instrucciones
Paso 1
No se obsesione con sus acciones y fracasos. Lo que imaginas en tu imaginación rara vez existe en la realidad. Es necesario evaluar adecuadamente sus acciones, acciones y sus consecuencias. No debes estar seguro de tu propia infalibilidad. Todos cometemos errores y tú los cometes, sin importar qué tan segura de ti misma seas. En lugar de una experiencia vacía, es mejor pensar en cómo resolver la situación actual y cómo corregir el error.
Paso 2
No se preocupe por los sueños y las esperanzas. Mejor concéntrate en lo que está sucediendo en la realidad.
Paso 3
No se engañe innecesariamente. Los sentimientos de ansiedad no pueden por sí mismos causar daño físico. Esto solo aumentará la incomodidad y no traerá nada positivo. En lugar de cultivar la ansiedad, debe pensar: ¿realmente vale la pena preocuparse por esta situación? Si su vida (o la de sus seres queridos) y su salud no están en peligro, no hay razón para entrar en pánico. Mejor piensa en la situación y cómo resolverla.
Paso 4
Utilice ejercicios de respiración. Inhalar y exhalar profundamente unas cuantas veces ayudará a reducir los sentimientos de ansiedad.
Paso 5
No se concentre en sentirse ansioso. Si la situación no requiere una solución instantánea, olvídese de ella. Por ejemplo, le teme a los espacios reducidos y está atrapado en un ascensor. Por supuesto, puedes dar rienda suelta a las emociones y empezar a golpearte la cabeza contra las paredes. Pero es mucho mejor mirar la situación con lógica. Si el ascensor no cae y se convierte en un montón de metal retorcido, nada te amenaza, es decir, nada en absoluto. Relájate y espera a que el ascensor vuelva a funcionar.
Paso 6
Distraerse, pensar en algo ajeno, como planes para mañana, recordar un par de anécdotas o historias divertidas, etc.