Las fobias son miedos obsesivos en los que una persona empieza a temer ciertos fenómenos, objetos, enfermedades, situaciones, etc. Muy a menudo, estamos hablando del miedo a las arañas, a los espacios cerrados, a la oscuridad, pero también hay fobias mucho más extrañas y ridículas.
Miedos obsesivos raros
Los globos se suelen asociar a las vacaciones y la diversión y, por tanto, no provocan emociones negativas. Sin embargo, las personas que padecen globofobia tienen mucho miedo a tales cosas. En la mayoría de los casos, quienes se enfrentan a este problema tan inusual temen que el globo estalle repentinamente junto a ellos.
La globofobia tiene otra variedad. Algunas personas tienen miedo de recoger globos llenos de helio, porque les parece que un objeto tan simple puede levantar a una persona en el aire.
A veces, en la vida de una persona, pueden surgir situaciones cuando lee algún texto y no puede entender su significado. Un artículo técnico, un acuerdo o contrato complejo, términos muy especializados pueden resultar desconcertantes. Como regla general, la gente no le teme a esto, pero también hay quienes son susceptibles a la acribofobia, un miedo obsesivo de no comprender el significado del texto.
La agirofobia obliga a las personas a realizar largas caminatas para llegar al lugar correcto sin cruzar la calle. Este miedo no está relacionado con el miedo a ser atropellado por un automóvil. Por el contrario, los agirófobos no pueden cruzar la calle aunque esté vacía.
Las fobias más asombrosas
Uno de los miedos obsesivos más extraños es la metrofobia. Las personas que la padecen tienen miedo de los poetas y la poesía hasta un escalofrío. Les aterroriza la sola idea de que alguien cercano comience a leer un poema.
Por supuesto, los metrófobos también tienen mucho miedo de que ellos mismos tengan que hacer poesía o aprender y recitar textos de otras personas.
Un miedo obsesivo muy raro y completamente inexplicable es la genofobia. Las personas que la padecen tienen miedo a las rodillas, además, tanto a las propias como a las ajenas. Al ver una rodilla desnuda, se asustan mucho, por lo que ver películas e incluso una simple caminata puede convertirse en una tortura para ellos.
La anatidaofobia parece más una broma, pero de hecho, esta enfermedad realmente existe. Los anatidafobos tienen mucho miedo de que en algún lugar del mundo haya un pato mirándolos.
Es tan importante para algunas personas comunicarse constantemente con alguien y ser necesarias que incluso desarrollan nomofobia, un miedo obsesivo de que nadie las llame. Si el teléfono permanece en silencio durante al menos 5 a 10 minutos, dicha persona comienza a sentirse incómoda y, cuanto más tiempo no se escucha la llamada, más fuertes se vuelven las emociones negativas.
Finalmente, un ejemplo clásico de un miedo muy inusual es la fobofobia, es decir, miedo al miedo, miedo a notar al menos algún tipo de fobia en uno mismo.