Presionar a las personas significa esforzarse por subordinar sus acciones a tu voluntad. Pero, al elegir tales tácticas de interacción con la sociedad, es poco probable que obtenga los resultados esperados, porque a nadie le gusta ser esclavo de los deseos de alguien. Si desea mantener relaciones normales con sus seres queridos, colegas y amigos, debe deshacerse gradualmente de este estilo de comunicación con los demás.
Medios básicos para hacer frente a las demandas de los demás
Primero, analice la situación, trate de evaluar objetivamente si usted es en realidad un déspota y tirano, como cree. ¿Qué te hace pensar que estás presionando a la gente? ¿Alguien a tu alrededor te ha dicho que eres una persona autoritaria y exigente? ¿Con qué frecuencia condicionas a los demás? Si todas sus respuestas a las preguntas anteriores lo han convencido de su postura dura hacia los demás, realmente debería reconsiderar su visión del mundo.
Trate de responder honestamente a sus preguntas: ¿por qué cree que las personas que lo rodean deberían vivir de acuerdo con sus instrucciones? ¿Quizás te parece que eres más inteligente que los demás, que otras personas no tienen el conocimiento y esa experiencia cotidiana que tú tienes? Trate de comprender y aceptar la verdad de que todos tienen derecho a cometer errores, así como a recorrer el camino de su vida por su cuenta, sin la dirección de nadie.
En su deseo de presionar a las personas y controlar la situación, lo más probable es que su hiperresponsabilidad también sea la culpable. Seguro que sientes todo el peso del mundo sobre tus hombros, ahonda en todo tipo de problemas, incluso aquellos que no te conciernen. Tal hábito a menudo conduce a problemas psicológicos y fisiológicos: enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos, así es como afecta el estrés psicoemocional constante que experimenta al tratar de liderar todo. En este caso, el único consejo verdadero es cultivar un sentimiento moderado de irresponsabilidad, la capacidad de dejar que todo siga su curso, aprender a confiar en las personas que te rodean.
Paciencia, respeto y otros signos de tacto hacia los demás
Si vas a volver a presionar a alguien para que lo ponga en circulación, recuerda también valores humanos universales como el respeto, la tolerancia, el amor por las personas que te rodean. Tenga en cuenta que el hábito de utilizar a las personas para sus propios fines va en contra de los estándares éticos y morales.
Imagina la situación al revés: alguien te pide que realices ciertas acciones, a pesar de todos tus argumentos y excusas. ¿Cómo caracterizaría su comportamiento? ¿Violencia contra una persona? ¿Esclavitud? ¿Qué puedes decirle para justificar tu falta de voluntad para bailar con su melodía? ¿El hecho de que no está obligado a cumplir con todos sus requisitos solo porque él lo desea? Lo más probable es que le responda de esa manera.
Desarrolle una cosmovisión armoniosa y positiva que no dé lugar a la ira, la agresión, la envidia u otras emociones negativas. Recuerda que toda persona, independientemente del estatus social que tenga, es, ante todo, una persona libre que tiene derecho a la autorrealización, a las meteduras de pata y a los errores.