Para deshacerse de las sensaciones dolorosas, nuestra psique ha inventado poderosas defensas contra la vergüenza. Algunas de ellas son sorprendentes: a primera vista, la vergüenza es inútil, pero en realidad es él quien impulsa determinados tipos de comportamientos.
El escape
Cuando tocamos algo caliente, automáticamente retiramos nuestra mano. De la misma manera, una persona puede “automáticamente” quedarse sin vergüenza, evitarla. A menudo, las personas intentan mantener una "distancia segura" en las relaciones para no enfrentar la vergüenza. La otra cara de esta estrategia es el sentimiento de soledad, la incapacidad de construir relaciones estrechas y profundas. Porque en cualquier relación a largo plazo, tarde o temprano tendrás que abrirte.
Perfeccionismo
Si el más mínimo error provoca una insoportable ola de vergüenza, la persona hará todo lo posible para nunca equivocarse. Estos intentos la convierten en una ávida perfeccionista. "No está mal" o "lo suficientemente bueno" nunca satisfará a esas personas, todo debe ser perfecto. Desafortunadamente, la gente se esfuerza mucho en seguir esta estrategia.
Superioridad
La persona arrogante y despectiva simplemente transfiere su vergüenza a los demás. Ella espera derechos especiales, trato especial, confirmación de su singularidad. Las dudas profundamente ocultas y el deseo de evitar la vergüenza son los principales impulsores de este mecanismo. La impudencia parece hacer que una persona sea inaccesible a las críticas de los "mortales comunes". Cuanto más fuerte sea la vergüenza inconsciente, más agresiva requerirá la persona distinción, recompensas y reconocimiento para mantener su inaccesibilidad.
Exhibicionismo
Aquí no estamos hablando del hábito de desvestirse en público, sino de un comportamiento provocativo y demostrativo. La persona atrae una atención indebida sobre sí misma. Hace lo que otros son tímidos. Se comporta como si las normas cotidianas de modestia y decencia simplemente no existieran. Tal persona puede parecer desvergonzada, pero no lo es. Ésta es la defensa más paradójica contra la vergüenza.
Ira y rabia
La gente se siente acorralada por la ira. La idea de que alguien verá su vergüenza es insoportable, por lo que es más fácil enojarse, enojarse, atacar, siempre y cuando no se revele su secreto. Algunas personas crónicamente enojadas pueden ver el mundo como un lugar peligroso, donde otros no hacen más que juzgarlos. También se gasta mucha energía en dicha protección.