La ensoñación, en un grado u otro, es inherente a casi todas las personas. Sin embargo, no todo el mundo consigue hacer realidad esos sueños. Alguien logra gol tras gol, mientras que el otro aún no ha logrado trasladar ninguno de sus sueños al plano de la realidad. Sin embargo, la realización de los deseos será mucho más fácil si utiliza uno de los métodos más efectivos: la materialización.
Imagina lo que quieres
Resulta que para que algún sueño se convierta en realidad, primero solo necesitas imaginarlo. No basta con reconocer la existencia de un objetivo específico, debe revestirse de palabras y formas específicas. En primer lugar, es necesario formular claramente (al menos para uno mismo) qué es exactamente lo que el alma se esfuerza por conseguir. Además, este debe ser el deseo de esta persona en particular, proveniente de su corazón, y no el capricho de alguien de su entorno. Extranjero, traído de fuera de los sueños durante la encarnación, por regla general, no trae la más mínima alegría.
Además de la formulación específica del deseo (y sin ningún "tal vez" o "sería bueno"), no sería pecado escribirlo en un papel, por ejemplo, en un diario personal, o simplemente decirlo en voz alta o incluso grítalo. Por lo tanto, una persona anunciará al mundo que lo rodea, y a sí mismo personalmente, la seriedad de sus propias intenciones y su determinación.
Otro elemento de materialización es una representación mental del objeto de los deseos o algún evento al que aspira una persona. El sueño debe visualizarse en su mente lo más detallado posible, con el máximo dibujo de elementos pequeños. Es necesario conectar con la creación de tal imagen la mayoría de los sentidos, sintiendo todos los olores y sonidos asociados con un sueño, viendo una imagen tridimensional llena de vida. En una palabra, no solo imagínense, sino que estén mentalmente presentes, en esta imagen de felicidad.
Habiendo presentado de esta manera la encarnación material del propio deseo, uno debe dejarlo ir. En otras palabras, las fuerzas superiores deben estar conectadas a su ejecución. Por ejemplo, una oración apropiada (que debe hacerse con regularidad) ayudará al creyente en esto.
Factores que actúan para alcanzar las metas
Sin embargo, ninguna práctica psicológica engañosa será eficaz sin crear las condiciones adecuadas en las que será más fácil encarnar el deseo. Por encima de todo, es importante actuar con claridad. Una persona puede participar en la materialización y visualización tanto como quiera, pero si no toma medidas concretas para lograr las metas preciadas, lo más probable es que permanezcan en el mundo de los sueños, sin convertirse en realidad.
En cada caso, el plan de acción será diferente. Por ejemplo, si una persona sueña con mudarse a otro país, ni siquiera debe empezar comprando pasajes, obteniendo visas o buscando vivienda y trabajo donde quiera emigrar. Será más tarde, cuando la meta se acerque. Es mejor atender primero al estudio del idioma y costumbres de los pueblos del país de tus sueños. Cualquiera que quiera obtener un automóvil prestigioso, primero, debe obtener al menos una licencia. Sin habilidades de conducción, cualquier automóvil será inútil.
Además, la propia voluntad de una persona para aceptar lo que quiere en su vida juega en las manos de una persona al materializar un sueño. Debe comenzar a pensar como si la meta ya se hubiera logrado, imaginando cada vez más un resultado similar y con todos los detalles. Debe prepararse tanto como sea posible (incluida la adquisición de las habilidades necesarias) para la situación, el rol y el lugar donde anhela estar.
Mientras tanto, también puede suceder que cualquier intento de realizar un sueño específico se rompa con todo tipo de obstáculos. Aquí, será importante que cualquiera se dé cuenta claramente: ¿todos estos obstáculos surgen como pruebas antes de lograr la meta, o significan que las fuerzas superiores no contribuyen en absoluto a la realización del deseo? A veces no sale nada por una razón: una persona en realidad no necesita lo que está soñando. Este evento, objeto, lugar o rol no es de su vida, ajeno a él. ¿Quizás deberías asumir otro sueño?