Es bueno que cada persona siempre tenga una opción, pero a veces puede ser muy difícil tomar la decisión correcta. Como regla general, la complejidad de la elección se debe al hecho de que a veces es muy difícil predecir el resultado de nuestras acciones y, como resultado, surgen dudas sobre qué opción es la correcta. Para hacer que tales dudas sean menos probables, debe cumplir con algunas reglas simples:
1. Piense en lo que realmente quiere. Cuando realizamos alguna acción, nos esforzamos por satisfacer nuestros deseos, pero también sucede que los deseos de otras personas se toman como “nuestros”. De acuerdo con este principio, compramos productos bien publicitados en los supermercados, que se encuentran cerca de la caja. Y solo entonces pensamos si realmente queríamos comprarlo.
2. Sopese todos los pros y los contras. Divida una hoja de papel en dos columnas. Nombra una columna "contras" y la otra "ventajas". Imagina las consecuencias positivas y negativas que pueden surgir si eliges una opción específica. Anote todas las opciones que le vengan a la mente, y es posible que una de las columnas supere significativamente a la otra.
3. Considere el objetivo final. Por lo general, preguntándonos qué hacer, imaginamos aproximadamente las consecuencias de una elección. Por lo tanto, al tomar una decisión, debe comprender si estas consecuencias contribuirán al logro del objetivo final. Por ejemplo, el dilema "llamar o no llamar" se resuelve fácilmente según el propósito. Si el objetivo es comunicarse con una persona, debe llamar. Si necesita saber si esta persona quiere hablar con usted, debe esperar.
4. Priorizar. Sucede que necesitamos tomar varias decisiones o realizar una serie de acciones, y para ello necesitamos entender qué hacer primero y qué hacer después. En primer lugar, siempre debe hacer lo que es muy importante, pero que es fácil de hacer; en segundo lugar, lo que es muy importante y difícil de lograr; en el tercero, no es muy importante y fácil de hacer; y finalmente, poco importante y difícil de hacer. Para los escolares, por ejemplo, es recomendable hacer primero sus deberes, luego ordenar el material que falta, luego dar un paseo por la calle y, finalmente, intentar pasar un nivel difícil en un juego de computadora.
5. Utilice lotes. El lote no indicará tanto la elección correcta como empujará a la persona hacia una decisión independiente. A menudo, la decisión ya se elige de forma subconsciente, y si la moneda sugiere la opción que menos desea, siempre puede darle la vuelta.
6. Recuerde que si aún no puede elegir qué hacer, entonces ya ha tomado la decisión de dejar todo como antes.