No es fácil establecer contacto con una persona de carácter diferente. Cada uno tiene rasgos individuales de pensamiento y comportamiento. Las personas pueden percibir la información de diferentes formas. Para una comunicación efectiva, es deseable conocer el temperamento de su interlocutor.
Instrucciones
Paso 1
El colérico no es propenso a reflejos prolongados. Piensa de forma reactiva y toma decisiones con rapidez. Una persona colérica que es impulsiva por naturaleza, a veces él mismo no sigue el curso de sus pensamientos. Se caracteriza por cambios bruscos de humor y emociones. Por lo general, esto puede ser enojo o entusiasmo. La tristeza no es una de las emociones coléricas habituales. Actúa con decisión y tiene energía más que suficiente. Lo principal es que la persona colérica está inspirada y ocupada con un trabajo interesante. De lo contrario, si no tiene nada que hacer, un temperamento tan poderoso puede dirigirse a encontrar conflictos. El colérico busca subordinar a los demás a su voluntad, y realmente la tiene.
Paso 2
El tipo opuesto de temperamento en un melancólico. Es extremadamente lento y reflexivo, y también la más mínima bagatela puede molestarlo. El melancólico permanece en sus sentimientos y vivencias durante mucho tiempo, perdiendo su conexión con el presente. Parece que desde primera hora de la mañana tiene tiempo para cansarse y agotarse por completo. El melancólico no tolera un exceso de emociones, aunque siente muy sutilmente el estado de ánimo de los seres queridos y se ofrece sinceramente a brindarle toda la ayuda posible.
Paso 3
La persona optimista es extremadamente sociable y alegre por naturaleza. Le encanta la compañía y se esfuerza por ser el centro de atención. Una persona optimista es tolerante, está contenta con cualquier cambio (positivo) y se adapta rápidamente a las nuevas circunstancias. Se caracteriza por una rápida reacción, energía y eficiencia. Es emocionalmente estable y sobre todo de buen humor. El optimista ama la variedad y trata de elevar el listón de sus logros.
Paso 4
Una persona flemática, a diferencia de una persona sanguínea y colérica, prefiere permanecer en un estado mental tranquilo. Pase lo que pase, está reprimido en sus emociones e imperturbable. Una característica del temperamento de una persona flemática se puede llamar leve letargo. Es lento para asimilar nueva información y se toma tiempo para pensar en la respuesta. Una persona flemática es prudente e inclinada al análisis, pero a pesar de la lentitud en la etapa inicial, con el tiempo entra en un ritmo, y ahí ya es difícil detenerlo. Para este tipo de personalidad, la evaluación y el punto de vista de otra persona no son interesantes. En cualquier caso, la persona flemática no se va a adaptar a los deseos y gustos de quienes le rodean.