Las personas que son demasiado apresuradas, no sabias, reflexivas u oportunas pueden sufrir durante años. Por lo tanto, a muchos les gustaría aprender a tomar decisiones informadas y no cosechar los amargos frutos de la prisa o la postergación.
Instrucciones
Paso 1
No tengas miedo de las soluciones. Si desea ganar experiencia y tener una reputación (a sus propios ojos y a los ojos de los demás) como una persona sabia y confiable, entonces debe tomar decisiones. Acepte que la decisión puede ser incorrecta, pero solo al tomarla, aprenderá a ser más razonable y obtendrá una experiencia invaluable.
Paso 2
No los deje en un segundo plano. Un retraso excesivo solo puede complicar la situación: dudará cada vez más y, como resultado, las posibilidades de que la decisión sea irrazonable solo aumentarán. Y otros dudarán de tu fiabilidad.
Paso 3
Tómate tu tiempo para tomar decisiones. Aunque parece que esta afirmación contradice la anterior, no lo es. Necesitas encontrar un término medio: espera el tiempo que necesites para tomar una decisión, pero al mismo tiempo, cuando hayas decidido, no lo dudes, por temor a equivocarte.
Paso 4
Consulte con otros. Sería bueno si se tratara de un amigo o de una persona que comprenda el tema que le interesa y que pueda evaluar objetivamente la situación. Los consejos del exterior nunca serán superfluos, incluso si está convencido de la manera correcta. Al tomar decisiones sin consejo, siempre existe la posibilidad de que no sea razonable y razonable.
Paso 5
Sopesa los pros y los contras. Solo con la cantidad completa de información puede tomar una decisión informada. Para acelerar la situación, basta con escribir en un papel todos los pros y contras de cada decisión. También sería prudente pensar en lo que podrían llegar a ser. Este enfoque lo ayudará a ver la imagen completa y a decidir qué dirección tomar.
Paso 6
Resuelve más que simples tareas. Necesita entrenar regularmente sus habilidades de pensamiento, luego podrá resolver problemas difíciles de manera más rápida y correcta.
Paso 7
No tome decisiones cuando esté estresado. Bajo la presión de las circunstancias, la vista puede cambiar y la decisión incorrecta tomada en un estado de sobreesfuerzo nervioso se hará sentir durante mucho tiempo. Además, el cerebro no puede resolver por completo varios problemas: si su objetivo es proteger al cuerpo del estrés, aumenta la probabilidad de que no pueda concentrarse completamente en la toma de decisiones.