Los trastornos del habla y los defectos de dicción se encuentran en la gran mayoría de los niños. Mordida corregida a tiempo, y algunas veces cortando las bridas, las clases con un logopeda hacen maravillas. Sin embargo, no todo el mundo consigue deshacerse de los problemas del habla a una edad temprana. No es de extrañar que muchos adultos, descontentos con sus reprimendas, recurran a los servicios de especialistas. Un profesional dirá de inmediato qué tan pronto una persona puede esperar mejorar el desarrollo del habla, ya que algunas deficiencias son más difíciles de eliminar. Sin embargo, puede desarrollar el habla a cualquier edad si tiene paciencia y perseverancia.
Instrucciones
Paso 1
Si está trabajando con un terapeuta del habla, lo más probable es que él determine las formas óptimas de desarrollar su habla para usted. Sin embargo, también hay varias opciones universales que son adecuadas para cualquiera que busque mejorar su pronunciación. Por ejemplo, respiración correcta del habla. Para desarrollarlo, necesita hacer algunos ejercicios sencillos a diario. Mientras exhala, cante los sonidos a, o, y, y, s, pruebe sus diversas combinaciones, por ejemplo, ay, oi, etc. Pronunciación alterna de sonidos con respiraciones breves. Además, mientras exhala, cuente en voz alta hasta diez, tratando de no interrumpir los sonidos.
Paso 2
Aprende trabalenguas. Recítelos todos los días frente al espejo, asegurándose de que su articulación sea clara. Comience lentamente, en un susurro, acentuando cada gruñido y silbido. Cada vez lea los trabalenguas más rápido y más alto, pero hágalo sin sonidos de “masticar” o “tragar”. Los trabalenguas pueden ser cualquiera, incluidos los que le son familiares desde la infancia: "Sasha caminó por la carretera", "Tres barcos maniobraron, maniobraron". Pero aún así, recogiéndolos, intente pronunciar con más frecuencia aquellos en los que hay sonidos que le resultan problemáticos.
Paso 3
Uno de los signos del habla desarrollada es la entonación correcta. Es decir, la colocación del acento en las palabras, pausas, cambiando el volumen de la voz durante la historia. Un adulto puede aprender la expresividad entonacional del habla por sí mismo. Para ello, escribe frases sencillas o poemas infantiles en una hoja de papel, por ejemplo: "Hay un toro, balanceándose, suspirando sobre la marcha …". Léelos en voz alta, con diferentes entonaciones, cambiando cada vez el acento en la oración para que también cambie el significado. Toma descansos lógicos. Entrénate para no soltar todo el texto de una sola vez.