El hombre es el amo de su vida. Él es completamente responsable de todo lo que le sucede. Es responsable de sus propios éxitos o fracasos.
Hay muchos momentos en nuestra vida que consideramos suerte o mala suerte. Pero más sutilmente, por supuesto, percibimos los momentos de mala suerte. Pero nosotros mismos a veces no damos debida cuenta de lo que realmente es tal suerte.
Sonreír, a toda costa, a todos los dolores y angustias del mal, eso es lo que vale la suerte. Una persona que mantiene una actitud positiva, día tras día, atrae la buena suerte. Cuanto más simple nos relacionemos con la vida, más el destino nos recompensará con momentos de suerte.
El hombre cree incondicionalmente en el destino. Cualquier persona con opiniones religiosas cree en las señales de arriba, presagiando buena suerte o fracaso en los negocios. Pero no puede comprender que la causa de sus éxitos o fracasos sea principalmente él mismo. Las personas tienden a posponer solo la negatividad y el fracaso en su memoria.
Empiece por tratar de notar solo lo bueno. Fíjate en los buenos momentos que te pasan. Téngalo en cuenta y utilícelo como una experiencia positiva en el momento adecuado. Recuerda todas las cosas malas que te sucedieron. Luego, recuerda todas las cosas buenas que te acaban de pasar.
Sacar conclusiones. Piense en el resultado del fracaso si lo hiciera de otra manera. En el futuro, esto le ayudará a encontrar una salida a una situación desafortunada. Porque sucede que las situaciones se repiten. Y esta será una buena razón para comprender que usted mismo es el dueño de la situación. Y está en su poder hacerle frente.