Una persona no se da cuenta de que todos los días tiene que tomar muchas decisiones, desde las más simples, como qué comprar en una tienda, hasta las más fatídicas, de las que depende toda su vida futura.
En la infancia, los padres toman la mayor parte de las decisiones por el niño. Le compran ropa a su gusto, le preparan almuerzos y cenas a su gusto. Por lo tanto, el niño está protegido de la mayoría de los problemas y no piensa en tomar decisiones serias.
En una edad más madura, las personas necesitan elegir. Los adolescentes comienzan a pensar en qué institución educativa deben ingresar a estudiar, qué especialidad elegir y, lo más importante, con quién construir su vida juntos. Cada una de estas elecciones cambiará la vida de una persona en una u otra dirección, por lo que es necesario abordar este proceso con mucha seriedad.
¿Cómo toma una persona sus decisiones? Quizás este sea un proceso muy complejo de reacciones bioquímicas en el cerebro, pero todo se puede simplificar y reducir a tres métodos principales.
El primer método se puede llamar sensual. Cuando una persona se enfrenta a una determinada elección, se guía por sus sentimientos. Por ejemplo, un joven presenta por segunda vez primero a una y luego a otra chica a la que quiere invitar a un café. Y la elección se detiene en el elegido que provoca emociones más positivas. Este método es típico de las personas emocionales, pero a menudo puede decepcionarlas, porque las emociones no son constantes y la elección hecha a veces es imposible de corregir.
La segunda opción es cuando te dejas guiar por las opiniones y los consejos de otras personas. Por ejemplo, tu papá ha trabajado como soldador toda su vida y te da consejos para seguir sus pasos. O tienes una vecina que se compró un teléfono nuevo y te aconseja que compres el mismo. Esta forma de hacer las cosas es típica de las personas que van con la corriente y no implica su propia opinión.
Y el último método es analítico. Esto implica un análisis de todos o la mayoría de los factores y consecuencias derivados de la adopción de determinadas decisiones. Esta es la forma más difícil y psicológicamente difícil de tomar decisiones, que puede llevar mucho tiempo y provocar estrés psicológico en una persona por las dudas a la hora de tomar decisiones. Este método es típico de las personas que tienen confianza en sí mismas y no permiten la primacía de los sentimientos sobre la razón.
Cada método tiene sus propios méritos y deméritos y la persona usa los tres métodos dependiendo de la situación. Por ejemplo, no será del todo apropiado analizar las características cualitativas de su futura esposa. Y en este caso, la mayoría de la gente preferiría tomar una decisión utilizando sus emociones.
Pero en cualquier caso, no importa cuán fuertes sean los sentimientos, y no importa lo que otros te aconsejen, un pequeño análisis para tomar cada decisión no vendrá mal. Y luego no tienes que pensar en cómo tomar nuevas decisiones para corregir viejos errores.